Hay que hacer que las cosas sucedan. Y hay que trabajar para que sean posibles. La realidad nos demuestra que la Unión Europea es una estructura sensible con los hechos peculiares y con las desigualdades estructurales. Normas de diverso rango de la UE recogen de forma explícita y comprometida la realidad de las Regiones Ultraperiféricas, entre las que se encuentra Canarias: territorios alejados del continente europeo que, debido a esa situación geográfica, padecen una serie de limitaciones al desarrollo que deben ser compensadas con políticas especiales, adaptadas a esa realidad que se recoge en los artículos 349 y 355 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE).

Las negociaciones para la salida del Reino Unido de la Unión Europea, lo que conocemos como "brexit", se determinarán en la firma de un protocolo o acuerdo entre las partes, que fijará las condiciones específicas de la desconexión. Y en ese ámbito Canarias puede y debe proponer que, en el caso de nuestras islas, el derecho comunitario establezca condiciones específicas a la libre circulación de personas, capitales y bienes entre el RU y Canarias o periodos de adaptación sensiblemente más largos que permitan mantener las excepciones, tal como ha ocurrido en otras ocasiones.

Las Regiones Ultraperiféricas han mantenido históricamente una relación económica muy fuerte con el Reino Unido, ya sea de manera directa o a través de los territorios británicos de ultramar. En el caso de las Islas Canarias, la relación comercial es particularmente importante. La historia comercial de nuestro archipiélago tiene una relevante presencia británica, cuyo mejor testimonio, más que en los libros, se encuentra en los apellidos que ya forman parte de nuestra sociedad. Las Islas Canarias, aquellas de los puertos francos y las libertades aduaneras, fueron durante muchas décadas un territorio con una especialización comercial propia, abierta al mundo y muy distinta al mundo proteccionista de la España continental. Y en los últimos cincuenta años, además, los flujos turísticos con Gran Bretaña se han convertido en una pieza esencial del turismo, el sector de éxito de la economía de Tenerife -y de las restantes islas-, que mantiene además valiosas exportaciones agrícolas o industriales hacia las islas británicas.

Aquel régimen comercial de libertades se ha ido diluyendo a partir de la integración de España en la UE. Y la salida del Reino Unido representa un espacio de oportunidad para las Islas en el sentido de mantener mayores relaciones económicas con Gran Bretaña, dado que una de las previsibles consecuencias directas del "brexit" será el establecimiento de barreras comerciales y al libre tránsito de personas entre el territorio británico y la Unión Europea. Y ello desde el precedente ya existente en el derecho comunitario del mantenimiento de las "corrientes tradicionales" para justificar excepciones en la aplicación de la Política Agraria Común y de la Unión Aduanera.

Hay voces, escépticas, que consideran esta propuesta una buena idea, pero difícil de conseguir. Por supuesto, nada es fácil si no se trabaja. Dependerá en buena medida del entusiasmo y la fuerza que pongamos en impulsar esta medida. Y es perfectamente posible establecer en las actas o protocolos que rijan las futuras relaciones entre la Unión y el Reino Unido disposiciones específicas que sean aplicables a las relaciones con las Regiones Ultraperiféricas y, por extensión, entre estas y los países de ultramar que están bajo la soberanía británica. La base jurídica para este régimen especial se encuentra el articulado del Tratado sobre estas regiones. Hay que recordar que dicho articulado se viene utilizando también para regular excepciones con países terceros, como ocurre por ejemplo con la política comercial.

Es obvio que el encaje de estas medidas debe realizarse en paralelo al proceso de negociaciones entre la UE y el Reino Unido y a la luz de las restricciones al actual régimen de libertades que se impongan en ese nuevo protocolo. Pero Canarias debe plantearse, en términos de oportunidad, defender un estatus específicio que defienda no sólo sus intereses actuales, sino su tradición histórica en un sector como el turismo y el comercio, que, en gran medida, es tanto más próspero cuanto más libre. Esa es la idea que proponemos desde Tenerife y que defenderemos en la medida de nuestras fuerzas, porque entendemos que es bueno para nuestra isla y para todos los canarios. Ahora se trata, como decía al principio, de hacer que las cosas sucedan.

*Presidente del Cabildo de Tenerife