Con referencia a la probable reforma del Título VIII de la Constitución no faltan opiniones diversas y curiosas. Unas por posibilistas, otras por esperpénticas y algunas por disparatadas. O sea que tenemos mucha tela que cortar.

El líder podemita, Pablo Iglesias, también ha aportado la suya en la presentación de su libro "Repensar la España plurinacional" y lo ha hecho desde el bagaje intelectual que le ha aportado su plaza de profesor interino durante 6 años de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Complutense donde daba clases de Geografía Política.

En este libro da un viraje al mapa territorial y territorios que hasta ahora se denominan "históricos" tales como Cataluña, Euskadi y Galicia los llama "naciones" junto a la "nación española". Y las consideradas históricas son ocupadas por Castilla-.León, Asturias y Cantabria.

Y refiere, además, un tercer escalón formado por Andalucía, Aragón, Comunidad Valenciana, Baleares y Canarias que estarían encasilladas dentro de lo que denomina "sentimientos populares" que no se podrían identificar con amplios sentimientos nacionales.

El profesor Iglesias en su libro abusa de la terminología visceral de los sentimientos, lo cual me parece una ingenuidad calculada porque cada pueblo que vaya hacia la búsqueda de su construcción nacional, caso de Canarias, esto no se produce desde el sentimiento, ya que este es un espacio, como dice nuestro recordado profesor de Psiquiatría Castilla del Pino, donde solo se encuentra la "sed de realidad".

El sentimiento crea envidias, odios, amores, suspicacias ,delirios, pero donde se apoya el empeño de un pueblo para ser sujeto histórico fundamentalmente es el determinismo de la historia, la realidad de un paisaje que es su geografía y la lucha establecida desde la lógica y razón política para conseguir el fin propuesto.

Los sentimientos nos pueden hacer soñar e instalarnos en el embeleso pero como de sueños no solo se vive se necesitan otros poderes dentro del ser humano, en este caso del sujeto nacionalista, que sean operativos y decisivos.

Canarias enlazada con tres continentes posee una cultura especifica, singular, y también una frustración latente que hay que demoler y habrá que hacerlo desde la construcción ideológica necesaria para llegar a metas superiores.

Canarias no es solo un sentimiento popular, además, es romper portillos y cercas para ir descubriendo capítulos de nuestra historia que permanecen ocultos o sombreados por la mediatización de poderes interesados en que esto sea así.

Canarias es otra cosa, es la reconstrucción de su cultura, la recreación de una nueva historia y la ocupación del espacio dentro de los pueblos de la tierra que han luchado por encontrase así mismos cuando otros crean dificultades.

Y se lograra'' no solo desde los sentimientos sino poniendo en practica la creatividad, la decisión política y la inteligencia necesaria para que Canarias no se encuentre perdida, sin acabar de llegar.