Por falta de competencias que asumir, el gobierno canario ha editado el anteproyecto de ley de protección y tenencia de mascotas, innecesaria, incoherente, inadecuada, inoportuna y discriminante a la par que represiva, y que ni siquiera está bien redactada. Siguiendo una pauta europea, han decidido que en esta parte de África quede prohibida, sin excepciones, las peleas de animales de cualquier raza o especie. Esto es: los animales de la especie humana dejarán de pelear: nada de boxeo, kick boxing o artes marciales de alto riesgo. Bien que me alegraría no ver a dos adultos abriéndose la cara a codazos en la lucha moderna de la "tiví yuesey" patrocinada por los cabildos canarios y otros nacionalistas de pro; como los actuales que pretenden cargarse una tradición datada hace más de tres siglos en las Islas, por su sensibilidad con el gallo. La mayoría de los pollos no llegan a mayores, los que sobreviven a las comilonas instintivamente van a la pelea, cuál es el problema, ¿el gallo sufre? Es muy posible, y las ratas si se pelean entre ellas, ¿a quién le importan? No son animales de compañía. Además, quién pudiera tener la dicha que tiene el gallo.

Incoherente porque admiten la caza y desprecian la cautividad; les parece correcto que haya parques canarios con más de 400 especies animales enjauladas, reuniendo cientos de animales exóticos expuestos para el disfrute del turista, igual que les parece idóneo matar a las cabras silvestres para que no se coman los pastos, eliminar los sebadales de Granadilla o asfaltar Anaga. Se muestran sensibles con las aves de pelea, pero carecen de la sensibilidad por la identidad canaria y sus tradiciones. Inadecuada porque no consigue ningún fin y porque ya está más que reglamentada la tenencia de mascotas. Inoportuna por estar imbuidos en la crisis del 2009 de la que no logramos salir; y discriminatoria porque podrás tener un número de mascotas determinado según el espacio que poseas, y los ricos tienen más. Una ley sin presupuesto ni capacidad de control ni soluciones (¿a cuenta de qué?). Estoy convencido de que se debe al síndrome de Walt Disney, que afectó a gran parte de la generación de los nacionalistas canarios cuando murió la mamá de Bambi. Se llenan la boca con lo del "Sacrificio Cero" y después van a la hamburguesería a llenarse de grasa; hablan de proteger la psicología del animal, aunque luego los mandan a castrar sin recato, admiten la mutilación y prohíben la doma. Norma absurda que prohíbe desfilar a la cabra de la legión y exponer fotos de las películas de Tarzán. Menuda memez en la que gastan su tiempo y nuestro dinero sus señorías; fíjate cómo es la cosa que se exige microchip al animal y, sin embargo, las autoridades públicas carecen de lectores, como carecen del lector de deneí.

La riña de gallos es una tradición centenaria que forma parte del elenco cultural de la identidad canaria, lo que deberían prohibir los gobernantes es que los escritores de la ley se llamen nacionalistas sin rubor alguno, y exigirles que retiren ese papel.