Ese es el título que puso el presidente del Cabildo de Tenerife a un artículo que publicó en EL DÍA el pasado 12 de noviembre. Lo recorté y guardé con la idea de contrastarlo con los que, pensaba yo, se escribirían en el futuro sobre el asunto, pero lamentablemente ha pasado el tiempo y no he visto -tampoco leo todos los diarios- publicado nada al respecto.

Refrescando el contenido del artículo mencionado, el señor Alonso comentaba la posibilidad de que nuestras islas quedasen fuera del "brexit" -al menos en su aspecto turístico- en las negociaciones que actualmente se desarrollan entre la Unión Europea y el Reino Unido. Aduce para ello una serie de razones que no vienen ahora al caso -todas ellas creo yo que razonables-, si bien se apresura a señalar que el objetivo será difícil de conseguir debido a la especial idiosincrasia de los negociadores -la UE es una, España es miembro de ella, por lo que no parece lógico que nuestras islas "merezcan" un trato especial en las negociaciones en curso-. Sin embargo, nuestro presidente no tarda en manifestar que la UE ha modificado sustancialmente sus normativas siempre que las circunstancias lo han exigido, y entiende que este podría ser uno de los casos. Nuestra relación con el turismo británico desde que este alboreó al iniciarse el siglo XX, la gran dependencia que las Islas tienen en el mencionado sector económico -quizá el único que nos permite ver el futuro con cierto optimismo (al menos mientras continúen los problemas en algunos países árabes)-, deberían de hacer pensar a nuestros negociadores que este asunto merece ser tratado con especial cuidado. Que los turistas británicos que arriben a nuestras islas sean tratados con cierta consideración una vez se active el "brexit" no perjudica a nadie: muy al contrario, puede lesionar de manera muy sensible el desarrollo que, aunque a ritmo lento, se aprecia en la economía del Archipiélago.

Considera el señor Alonso que hay voces, escépticas, que consideran esta propuesta una buena idea, pero difícil de conseguir. Y la misma opinión mantuvo el conferenciante que hace unas semanas, en la sede de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife y en el ciclo dedicado a la Hacienda Canaria, si bien observó en su exposición que cualquier propuesta puede ser contemplada una vez haya sido presentada ante los organismos competentes. Quedarse con los brazos cruzados "a verlas venir" no solucionará el problema, por lo que considero vital llevar a cabo lo que el señor Alonso propone en el último párrafo de su artículo, que prefiero copiar: "Es obvio que el encaje de estas medidas debe realizarse en paralelo al proceso de negociaciones entre la UE y el Reino Unido y a la luz de las restricciones al actual régimen de libertades que se impongan en ese nuevo protocolo. Pero Canarias debe plantearse, en términos de oportunidad, defender un estatus específico que defienda no solo sus intereses actuales, sino su tradición histórica en un sector como el turismo y el comercio, que, en gran medida, es tanto más próspero cuanto más libre". Creo que no se necesita añadir nada más. "Ahora se trata -añade Alonso- de hacer que las cosas sucedan". Y, añado yo, pensar que puedan suceder. Por lo pronto, el pleno del Cabildo acordó el pasado día 4 poner el asunto en marcha, lo que no debe ser solo prioritario para Coalición Canaria, sino para todos los partidos. No se está jugando a que uno de ellos se apunte un tanto, sino que está en liza el futuro de las Islas.