O más propiamente, como un cabrón (para no entrar en disquisiciones de género y tomando como referencia, aunque sea metafóricamente, la acepción 1 que para tal vocablo define el DRAE como "macho de la cabra") tratando de trepar por las "cumbres" europeas. Es como muestra estar quien se dice presidente de la Generalitat de Cataluña. Lo dice desde Bruselas porque no tiene bemoles para regresar a su "Catalonia is not Spain" y ejercer aquello que dice ser. Cobarde, donde los haya, que dejó al devenir de la justicia a su vicepresidente y dirigente de ERC y a otros miembros de su desgobierno.

Retaba, desde aquellas "cumbres" en Bélgica, al presidente del Gobierno de España a tener un encuentro con él en un país europeo (que no sea España, claro está) para tratar de "su república". Y el 24 de diciembre decía: "El Rey tiene una oportunidad, que es el mensaje de Navidad, a ver si puede rectificar el mensaje del 3 de octubre". Declaraba recientemente a un entrevistador de Reuter: "Yo soy el presidente del Gobierno regional y seguiré siéndolo si el Estado español respeta los resultados de las elecciones". Decía también que "hay que hacer todo lo posible para poder regresar pronto" ¿Qué es todo lo posible? ¿Que la justicia lo exima de cualquier responsabilidad en el perpetrado intento de golpe al Estado? Son tan cuantiosas las gilipolleces que ha hecho, dicho, y seguirá diciendo, que debería ya estar asistido por un psiquiatra para tratar de corregir su deplorable estado mental.

El deshonorable Sr. Puigdemont fue destituido, con todo su gobierno, por la cantidad de incumplimientos legales y constitucionales, por medio de la aplicación del artículo 155 de la Constitución. Y dejó de ser presidente de aquel Gobierno regional. Y constituyó una agrupación electoral nueva (que ¡¿supongo?! validada a tal fin por el organismo competente para ello) con la que se presentó, desde la distancia, a las elecciones del 21 de diciembre como cabeza de lista, con el ánimo de ser investido presidente del nuevo gobierno en la próxima sesión parlamentaria. Y si se consideraba, como ha venido manifestando desde que se dio a la fuga, presidente del "Gobierno regional" ¿Por qué se presentó a las elecciones y no defendió "su estatus" invalidando la convocatoria? Redomado cobarde y embustero.

Y mientras tanto, doña Soraya Sáenz de Santamaría, presidenta en funciones de aquella comunidad tras la aplicación del 155 (o 15,5; o 1,55; o 0,155) por delegación del Sr. Rajoy, a por uvas; no sé si las de la despedida de 2017. Que le vaya bonito; que al conjunto de los españoles nos está yendo muy feo.

¡Tengan todos una feliz salida de año, que pueda ser el preámbulo de 2018!