Escribo este artículo el día 22-12-2017, tras el sorteo de la lotería navideña, y el encabezado no está relacionado con mi estado de ánimo al no haber sido agraciado siquiera con un reintegro que me habría servido para probar de nuevo la suerte en el sorteo del Niño. Mi decepción radica en el resultado de las elecciones catalanas celebradas el día 21, y escribo en este momento para no dejar que mis ideas al respecto se vean "contaminadas" por las de otros comentaristas.

No soy persona de apuestas, pero en el caso que me ocupa no hubiese dudado en asegurar que la alianza constitucionalista obtendría muchos más votos que la independentista. Y eso por una razón que me parece muy clara: el tan alabado "seny" de los catalanes, una palabra hasta cierto punto intraducible pero que quiere expresar el sentido común de ese admirado pueblo. ¿Quiere esto decir que en esta ocasión el "seny" ha brillado por su ausencia? Pues? ¿qué quieren que les diga? En mi opinión, sí, respetando como es lógico las de los demás, aunque resulta sintomático que el independentismo haya obtenido 170.000 votos menos que sus adversarios.

Pensé que las advertencias realizadas por muchos políticos europeos, respecto a lo incongruente que resulta la aspiración catalanista, haría aplicar el "seny" a los votantes llegado el momento de depositar sus votos. Lo he dicho ya varias veces en esta sección de EL DÍA: en un momento crucial para Europa, con un "brexit" que a ciencia cierta nadie sabe cómo la dejará a partir de 2020, ningún gobierno está dispuesto a admitir el fraccionamiento de sus fronteras. Y no me refiero solo al español -con los partidos independentistas vascos, gallegos y valencianos afilando sus dientes-, sino también al británico, con los escoceses e irlandeses del Ulster frotándose las manos; al francés, con la patata caliente que suponen los corsos, los bretones y el país vasco-francés; al italiano, con un norte del país que no quiere repartir su pujanza económica con el resto de la "bota"; al belga, con unos valones y flamencos que nunca se pondrán de acuerdo?

Incluso el alemán, con unos bávaros cuyas reivindicaciones mediatizan la vida de su país? En estas condiciones, ¿qué país de los veintisiete alentaría el separatismo que ha marcado el devenir político de Cataluña?

Llegado a este punto, por lo visto en las algaradas callejeras recogidas por las diversas televisiones, a quien le ha faltado el "seny" es a la juventud catalana. ¿Tan abducida está su mente que no han podido percatarse del rechazo que acarrea su pretensión? A estas alturas más de tres mil empresas han establecido su sede fiscal en otras ciudades españolas; el tan cacareado crecimiento económico ha caído por los suelos; la ocupación hotelera ha disminuido casi un 20 %; el paro, después de reducirse constantemente, en este último trimestre ha aumentado de manera sensible; las inversiones extranjeras han sufrido una brusca e importante caída? Lo triste es que todos estos parámetros eran conocidos antes del día 21, y a pesar de todo el resultado de las elecciones ha sido el que ya todos conocemos. Siendo así, con ese panorama, me habría gustado hablar con un independentista para que me aclarara las razones de su voto. En una hipotética Cataluña independiente, cerradas sus fronteras con "España" y el resto de Europa, sin una moneda propia, con unos estudiantes cuyos estudios no serían oficialmente reconocidos y, sobre todo, con una política comercial sujeta a gravámenes sin número al estar fuera del mercado común, ¿en qué situación quedaría el PIB catalán?

Mientras, como es lógico, el señor Rajoy, para proteger a los constitucionalistas, se limitará a aplicar las leyes?