Sí, hay que celebrarlo. Que el turismo internacional haya crecido en setenta millones más en los diez primeros meses de este año que se nos va es para celebrarlo a lo grande. Son setenta millones de personas que han contribuido a que se vaya acabando la pobreza en el mundo, teniendo en cuenta lo que asegura con toda rotundidad la Organización Mundial de Turismo: "El turismo es riqueza para la persona, para la familia, para la comunidad, para el mundo entero".

Habrá que analizar en profundidad, el amplio espectro donde el turismo ha crecido en este periodo que señalamos, ya que, conociendo el poder multiplicador de su dimensión, esos setenta millones de nuevos turistas internacionales, tienen que haber supuesto un desarrollo importante para las regiones donde se hayan producido sus llegadas, repartiendo su riqueza en esos lugares, elevando el nivel de vida de sus habitantes y mejorando sus estructuras sociales y económicas. El turismo produce todo eso.

Una noticia para celebrarla, más todavía cuando, según todas las perspectivas indicativas, este señalado aumento del turismo internacional va a continuar su avance, pese a todos los inconvenientes que tenemos que soportar, sin que nos quede otro remedio, los que propiciamos la paz, la comprensión, la justicia, etc. etc.

Sumidos en la más espantosa y horrible -habrá otras palabras más fuertes- crisis moral en la que se encuentra el mundo, es esperanzador ese movimiento social cuya evolución parece imparable e inaudita, toda vez que la corrupción que aparece por todas partes, nos hace casi increíble este espectacular avance de un movimiento que solo produce la paz, la comprensión y el entendimiento de toda la comunidad mundial.

Una lucha tenaz en la cual parece una cuestión de tiempo poder acabar con el flagelo que nos tiene atormentados, ante la presencia de las más esenciales carencias que en una gran parte del mundo todavía persisten, a las cuales el poder del turismo les está haciendo frente con esta evolución sostenida que estamos presenciando, aunque todavía en demasiadas regiones del mundo se estén viendo muy de lejos.

El turismo es fuerte. No solo a su nivel internacional. Este desarrollo se multiplica con una fuerza insistente con el turismo nacional, cuya dimensión alcanza cotas especialmente relevantes para el aumento del nivel de vida de la población mundial.

Los gobernantes de todos los países del mundo tienen que tener en cuenta esta "revolución social de nuestra época" -como diría el sabio experto Arthur Haulot- para aplicar con urgencia las medidas necesarias para que su nación se incorpore a la mayor brevedad a ella en beneficio de su población, sin mirar hacia los lados, sino con la vista al frente y empleando todo el poder posible para auspiciar de la forma más clara y precisa que el movimiento turístico se instale con toda urgencia y rotundidad en su país.

La visión de un mundo solidario, justo, necesario y posible, nos la está dando ese movimiento de personas que cruzan las fronteras con una sorprendente evolución, en lucha permanente con ese otro mundo donde se están descubriendo las más cruentas acciones con fines deshonestos e injustificadas apetencias personales, que van contra la sociedad mundial con las más viles injus-ticias y acciones amparadas en poderes políticos, sin otras razones, para manipular los hechos y las realidades, que las que les dan su mal obtenido estatus.

El turismo está acabando con toda esa maraña que hoy conmueve al mundo entero. Es cuestión de tiempo conseguir el mundo en paz que todos deseamos, acabando con los deshonestos infieles de forma persistente y pacífica. Que la razón y la justicia triunfen y que en la actividad diaria podamos dialogar y convivir con personas que sepan aplicar, y apliquen, en su modo de vida esa "prueba cuádruple" que expande por el mundo Rotary Internacional: ¿Es la verdad? ¿Es equitativo para todos los interesados? ¿Creará buena voluntad y mejores amistades? ¿Será beneficioso para todos? Ese es nuestro más persistente deseo.

*Del grupo de expertos de la Organización Mundial del Turismo de las Naciones Unidas