La Feria Internacional de Turismo que se celebra en Madrid se presenta cada año como el verdadero Dorado para las Islas, una cita ineludible para subirnos el ego turístico y demostrar lo fuerte que somos en nuestro monocultivo. En Fitur no es momento de preguntar por qué con cifras récord de visitantes la tendencia no se manifiesta en la creación de más puestos de trabajo, o la razón por la cual, con ocupación cien por cien, el que limpia la piscina te atiende en el comedor aún con contrato de media jornada. Es momento para embriagarnos con el perfume del éxito y no hacernos preguntas tendenciosas. Sin embargo, en Canarias tenemos nuestro Fitur de todos los días, una feria de realidad que golpea el cachete de todos aquellos que nos negamos a no mirar de frente al día a día que muchos quieren esconder.

En el Fitur más oscuro, el de todos los días, los pabellones son permanentes, y no hace falta estar en la lista o ser operador turístico para tener espacio en la feria. Nuestro Fitur es diario, y se celebra en el "stand" de los servicios sociales municipales, en los barrios, en los hospitales, en las universidades y en las puertas de ONG como Cáritas. Es ahí donde no se cierran reuniones con intermediarios de medio mundo; es aquí donde se reta a la crisis y a la nevera. Es tan fácil como pedir información sobre el espacio dedicado en este Fitur tan particular a los miles de pacientes que sufren el deterioro de la sanidad pública, convirtiendo a Canarias en la primera de España con más lista de espera. No están acomodados en los pasillos, es que no tienen otro lugar donde ubicarlos porque la sanidad no ha sido nunca una prioridad. Hay más pabellones, vámonos a los barrios, por ejemplo, de Santa Cruz. No hay nadie que amablemente te guíe por este espacio enseñándote las bondades de la periferia. Lo que ves son a miles de personas en riesgo de exclusión social y a niños que no pueden hacer todos los días las tres comidas. En un panel imaginario se puede leer que el 44,6% de los habitantes del Archipiélago corre el riesgo de sufrir pobreza o exclusión, una tasa que dobla la media de la Unión Europea (23%) y que coloca a las Islas a la cabeza de España en este problema social. Si seguimos el itinerario que nadie nos muestra, vemos una cola de mayores que en un "stand" muy humilde te explica su situación, a la espera de que algún intermediario pueda atender sus demandas: "Seguimos ocupando el último lugar del país en los indicadores fundamentales del sistema de dependencia. Nos cuesta ver cómo después de tantos años trabajando la Administración nos falla; con mi pensión soy el sustentador de cuatro personas. Lo digo alto y claro, están acabando con el sistema de la Dependencia, y morirán unas 36.000 personas dependientes sin recibir la prestación o servicio al que tienen derecho", explica Martín, un anciano de Taco. En un rincón, un pequeño pabellón lúgubre, triste y con poca atención donde se proyecta un vídeo promocional titulado "No queremos más minutos de silencio". Sí, Canarias es la segunda comunidad autónoma con más mujeres víctimas de violencia machista. Además, se asiste a un repunte en las denuncias por violencia machista entre los jóvenes y la percepción de que las relaciones de control y superioridad no se conciben como discriminatorias. Tenemos más pabellones, pero no da tiempo. Siempre nos quedará nuestro Fitur de todos los días.