Para ahorrar tiempo al personal en esto del fornicio, toda una industria se ha puesto a los pies del sexo. Internet va a toda marcha en el fomento de citas que van desde lo convencional hasta las diseñadas para quedar, echar un quiqui y chao. La mecánica es parecida a la de una feria de ganado. Primero te piden una serie de datos sobre tus preferencias íntimas, que según la red van de lo más normal a lo más asombroso, y una vez rellenado entras en un fichero que muestra a las personas que, como tú, están buscando darle alegría al cuerpecillo. Una vez todo está en marcha, cada vez que abres la aplicación te empiezan a salir caras y caras de personas para que elijas. Si coincides, a ti te gusta una y a ellas les gustas tú, se produce un "match", y ahí comienza el rollete. Chateos nocturnos y preguntas chorras que se tornan en cada vez más picantes son lo que se masca antes de una, muchas veces, maldita cita.

Y es que todo lo que construimos sobre la foto de un desconocido en una red social son idealizaciones, y ha visto la luz un estudio que asegura que la gran parte de las citas no dan el resultado esperado. Mal olor, incultura, diferencias educacionales o en la escala de valores son algunos de los ítems que dan al traste con la buena expectativa. Pero lejos de la teórica, hay quien narra que una pareja le llegó a vomitar un plato de raviolis encima de la mesa del restaurante en una memorable cita de internautas. Oiga, pero si usted está interesado no se desfallezca, también hay quien asegura que ha puesto más de una pica en Flandes. Qué cosas.

@JC_Alberto