Tras la guerra civil, numerosos canarios entran en Venezuela. Es una emigración económica y política (Rómulo Gallegos y Pérez Jiménez). Estos emigrantes buscan tierras cultivables, sobre todo tierras con agua en torno a la cuenca de los ríos. Con posterioridad, cuando tenían problemas en la estación húmeda, se interesan por suelo en las zonas áridas para cultivar hortalizas, desplazándose a la Venezuela seca (Quíbor, Coro).

En la década de los 60, numerosos canarios rompen con la historia de espaldas dobladas sobre el surco. El petróleo y la falta de interés por el campo de la clase media venezolana hacen que muchos isleños se suban al tractor, a la cosechadora, a la agroquímica y la mejora de las semillas, incorporándolos a la política agraria de la Venezuela petrolera, por su capacidad de trabajo y disciplina para mejorar las semillas.

En estos años, Rómulo Betancourt -hijo de canarios- hace una reforma agraria influenciado por las hechas en Méjico y Cuba. La tierra deja de ser una barrera para muchos canarios, portugueses, italianos y otros. Los venezolanos se quedan en el conuco o migran a las ciudades, ante la expansión de la Venezuela "saudí". Rómulo crea en Irak la Opep en el año 1960 junto a cinco países más, y Venezuela se sitúa entre los mayores productores de petróleo del mundo.

El petróleo no se come.- Los canarios se incorporan, con técnicos de la administración venezolana, a las mejoras del agro (herbicidas, equipos de riego, mejoras en la producción de alimentos, etc.). Muchos isleños destacan en el campo de las semillas: legumbres, sorgo, arroz, etc., creándose numerosas empresas en este ámbito: Elio Pérez Ortega (Semillas Aragua), Alquimiro Marante (Flor de Aragua), Haroldo Pino (Prosevenca). Agroisleña pone en marcha Semillas Híbridas de Venezuela (Sehiveca). También se incorporan otras semillas por italo-venezolanos con menor implantación. Se crean infraestructuras para el agro en semillas, abonos, equipos de riego, silos para el grano, como ocurre con Bermúdez Agrolanzarote en Acarigua.

La Venezuela de las arepas y los frijoles la abastecen los isleños, mientras que las pastas y el maíz amarillo para pienso quedan fuera de su influencia.

Los canarios están vinculados con la Universidad y la Agronomía en Venezuela, como es el caso de Santiago Clavijo, decano de la Universidad Central de Venezuela, doctor por la Universidad de California, que es hijo de un represaliado político de Tenerife. O también Simón Ortega, agricultor y universitario, vinculado a la semilla de papas y su mejora, becado en Canadá, país del que se importaba gran parte de la semilla. Y otros muchos isleños que se incorporaron en el campo de la mejora agroganadera, y también en la capitalización y modernización del agro en Venezuela.

El campo venezolano fue de los más dinámicos de América Latina, sólo faltó la soja.

Petróleo y espejismo.- El chavismo asocia la revolución bolivariana a los precios del petróleo y olvida el campo y, lo que es peor, lo degrada. La expropiación de la mayor empresa agraria del país (Agroisleña) en 2011 significó el mayor golpe que se le ha dado a la agricultura venezolana. Una empresa de origen canario, con implantación en todo el país, es absorbida por un Estado que marca políticamente los precios, por debajo de los costes de producción, y propiciando la deserción de los campesinos y de la agricultura tal y como era hasta entonces. Y, lo que es peor, no la sustituye por profesionales y una empresa con capitalización, sino que lo hace con petróleo a 120 dólares el barril, importando todo. Venezuela fue el mayor importador de leche en polvo del mundo; ahora no hay ni leche ni vacas.

Lamentamos el anonimato del Gobierno de España con relación a esta expropiación. Madrid no dice nada, pues son numerosas -y más importantes parece- las empresas españolas en Venezuela que el chavismo de momento respeta.

La Venezuela del "fracking" (2014, petróleo a 25 dólares el barril) deja los estómagos vacíos y, lo que es peor, sin voluntad de hacer surcos por los responsables políticos. Los venezolanos quedan huérfanos no solo de agricultores que siembren.

La agricultura y los agricultores no se pueden improvisar. La Venezuela de los isleños de antaño ha terminado, no tenemos campesinos en las Islas para exportar, pero tampoco tienen un campo que implique solidaridad y compromiso con los que hacen los surcos.

No creemos en un país sin campesinos; no sembraron el petróleo, y han cosechado hambre. Otra Venezuela es posible en una solidaridad entre campo y ciudad, en una Venezuela solidaria con el trabajo y sus gentes.

En Canarias debemos aprender del caso de Venezuela; sembremos el turismo y cosecharemos un futuro, ya que, como bien dice José Mújica, expresidente de Uruguay, "con el estómago vacío no se puede hacer revolución".