El sábado 22 de mayo de 1976 una modelo británica, guapa y sin nombre, mostraba su sugerente desnudez y, en ese mismo escaparate, revelaban las claves del poder gallego, la accidentada romería carlista a Montejurra, que, con los enfrentamientos entre los hermanos Carlos Hugo y Sixto de Borbón Parma, aquel año se cobró una víctima; una ajustada investigación, con más pelos que señales, sobre un doble crimen de la poderosa mafia, y, por último, Álvarez Solís, primer director, y Martín Ferrand aportaban las progresistas dosis de opinión del primer número de Interviú.

El lunes 29 de enero de 2018, nuestra Marisol, inevitable icono juvenil y luego erótico, al parecer contra su voluntad, tornó a la portada, esta vez en blanco y negro y en son de epílogo casi cuatro décadas después del alabado desnudo que, por acción de la fiscalía, sentó ante los tribunales de justicia al fotógrafo César Lucas -nuestro mayor experto en descubrir y mejorar bellezas- y le dio a la joven revista del catalán Antonio Asensio (1947-2001) el mayor éxito de ventas -un millón de ejemplares- de la prensa diaria y del papel cuché.

En aquel tiempo, tras la muerte en su cama y el duelo y la conspiración en la calle, el fantasma de Franco tenía peso decisivo entre los adictos y los atemorizados; clandestina y/o mediopensionista, la oposición democrática se desenvolvía entre el sigilo posibilista, el apoyo exterior y la esperanza de cambio; y, entre ambos flancos, el correoso Arias Navarro, confirmado en la presidencia del gobierno, se obstinaba en recauchutar el obsoleto régimen e ignoraba, incluso con excesiva arrogancia, las famosas promesas de apertura y, en suma, de normalidad de Juan Carlos I, entonces una incógnita para el futuro inmediato.

Pasadas de dos mil semanas, la publicación más popular de la democracia dijo adiós en doscientas páginas de hitos y fiascos históricos, en retratos y caricaturas, ilusiones y cansancios de la democracia imperfecta, que, con todo, es el único régimen posible para la libertad. En medio de la tormenta, hojeo la recapitulación de una historia próxima y oigo de fondo sus secuelas y ecos en la suspensión de un esperado pleno del Parlament de Catalunya y en la entrega del Toisón de Oro a la heredera de la Casa de Borbón. Para bien y para mal, la belleza detenida de Marisol (Pepa Flores) nos recuerda tal como fuimos.