El rumor venía fraguándose desde hacía días, convertido por quienes cuestionan el liderazgo de Ángel Víctor Torres, en la primera gran prueba de fuego de su capacidad de gobernar el PSOE regional. Ayer, desde primeras horas de la mañana, se fue extendiendo por mentideros y redacciones: habría sorpresas en la votación parlamentaria de las plazas vacantes del Consejo Rector de la tele canaria. Y más: probablemente uno, o dos, o quizá incluso tres diputados socialistas, votarían en contra de la posición de la ejecutiva regional, que había acordado semanas atrás cubrir las plazas del Consejo de la tele antes de entrar en la segunda parte de la pelea, la sustitución como presidente de Santiago Negrín. Al que -por cierto- le queda apenas hasta el mes de mayo para que se le agote su mandato. Vaya ganas de adelantar acontecimientos…

El rumor, muy intenso también en los pasillos del Parlamento desde las primeras horas de la sesión de ayer, no venía directamente de la oposición a Torres en el Grupo Parlamentario del PSOE (fue de hecho categóricamente desmentido por alguno de los diputados socialistas, entrevistados por la mañana en las emisoras de radio para pulsar el ambiente). Venía de la oposición mediática al Gobierno, pero no se manifestaba en titulares, artículos o boletines radiados, sino a base de oleadas sucesivas de llamadas telefónicas y comentarios boca a oreja, la mayoría con origen en un único propalador, especializado en adelantar acontecimientos: el PSOE se iba a romper en la votación, en la que se precisaban exactamente los 36 votos que suman los diputados socialistas, los de Coalición y los de la Agrupación de Curbelo. Ocurriría cuando algunos diputados (o diputadas) no votaran la candidatura conjunta de Marta Cantero y Carmen Zamora, acordada por las direcciones de ambos partidos.

Y así ocurrió. No tuvo el calado ni la profundidad que se esperaba; fue una única fuga, pero el daño quedó hecho: otra bofetada más a las dos profesionales a las que el Parlamento se ha permitido someter ya a tres infames votaciones descalificatorias, a la renovación de un Consejo bloqueado e inoperativo que -junto a la peor ley de la historia- es el principal responsable de los dislates que ocurren en la tele, y sobre todo al liderazgo del secretario general socialista. Por supuesto, inmediatamente después del recuento, Lola Corujo se apresuró a jurar que ellos no habían sido. Una poco creíble explicación, sobre todo cuando la elección fue retrasada a ayer a propuesta de Coalición para que no faltara su diputada Belén Allende. Al final, unos y otros se sacaron de la manga la teoría del error. Estos diputados, que además no saben ni votar lo que les dicen…

Es desasosegante la situación de división y deterioro manifiesto que desde hace ya una década se vive en el PSOE, que fuera el partido más coherente, disciplinado e importante de las Islas. Pero yo tengo la certeza de que esta nueva patada en el trasero de dos buenas profesionales del periodismo, cuyo único delito ha sido asumir un compromiso de servicio público por el que no van a cobrar un duro, tiene poco que ver con la tele, aunque se convierta nuevamente en carne de portada en los medios que se la juegan con los contratos televisivos. Creo que estamos ante la voluntad de desgastar -cuando ni siquiera ha llegado a notarse aún- el mando en plaza de Torres. Mucho se especula con quien está detrás de ese único voto en contra, que vuelve a retrasar la renovación del Consejo hasta primeros de marzo. Todos señalan a Patricia Hernández, pero yo no creo que fuera ella: sabía que iba a ser la primera señalada. Pudo haberlo hecho cualquiera, desde el último diputado herido porque Torres le quitó sus privilegios de portavoz, hasta la mismísima Carolina Darias, ahora en el limbo de los derrotados tras la pelea por el control de la Agrupación de Las Palmas. La verdad es que da igual, nunca sabremos quién le hizo secretamente la pirula al secretario general. Pero que se dio el gusto no hay duda…