Más de la mitad de la población estamos cansadas de que nos agredan, nos maten, nos paguen menos por el mismo trabajo, nos invisibilicen, nos exploten, que decidan sobre nuestros cuerpos... Muy hartas. La precariedad, la tasa de desempleo y la pobreza tienen rostro de mujer. Ocupamos menos puestos de responsabilidad, tenemos más dificultades para conciliar la vida familiar y laboral, mayormente nos encargamos el trabajo realizado dentro del hogar, no existe una plena corresponsabilidad, nos encargamos de los cuidados, hacemos gran parte del trabajo invisibilizado y no remunerado, más precario y en otros casos cobramos menos que nuestros compañeros.

¿Te imaginas que todas las mujeres nos pusiéramos en huelga? Si tuviéramos que cuantificar todas esas horas trabajadas en los cuidados, en el hogar, las horas que cobramos de menos, etc., el capitalismo se tambalearía, y eso no interesa. Nuestra situación no es casual, es parte de un sistema opresor y desigual al que le interesa que más de la mitad de la población no tenga las mismas condiciones que sus compañeros, porque ello implicaría menos beneficios, menos privilegios y menos control sobre las mujeres. Cada año las cifras de violencia nos desgarran el alma, pero en cambio no se ponen todos los medios que se necesitan. Según datos oficiales, en el 2017 49 mujeres fueron asesinadas por sus parejas o exparejas, cinco más que en el 2016; no obstante, si tomamos otras fuentes, como feminicidio.net, estos datos aumentarían a 98 asesinatos.

En el 2007 España bajó puestos en el "ranking" mundial de la igualdad. Atendiendo a la tasa de empleo observamos que frente a un 62,90 % de hombres sólo el 39,10 % son mujeres. La brecha salarial por sexo asciende a un 23,25 % y, además, la mujer cobra al año 6.000 euros menos que el hombre. La precariedad tiene rostro de mujer: el número de mujeres que cobra menos de 1.000 euros duplica al de los hombres, y el porcentaje de empleo a tiempo parcial en mujeres es del 25,2 % frente al de los hombres, con un 7,9 %. Con respecto a la toma de decisiones y puestos de dirección, la segregación vertical muestra que de 755.100 directores y gerentes, 530.800 son hombres y 224.400 mujeres.

Asimismo, el trabajo dedicado por las mujeres en los hogares, al cuidado y a la reproducción se estima que puede alcanzar el 53 % del PIB.

Estos son sólo algunos datos que muestran la realidad que vivimos las mujeres; mujeres inmigrantes, lesbianas, transexuales, con discapacidad..., mujeres diversas. Y por eso nos vamos a la huelga, para visibilizar, reivindicar y exigir lo que nos corresponde: igualdad de oportunidades, igualdad de derechos. Tenemos que demostrar que sin nosotras el mundo se para. Y por esto y por muchos motivos apoyo la convocatoria del movimiento feminista. Yo voy a la huelga.

*Concejala de Unid@s se Puede en La Laguna