Creo que también es de Winston Churchill la frase de que "nunca tantos han debido tanto a tan pocos", que eran los pilotos de la RAF durante la Batalla de Inglaterra. Cierto que los escenarios no son los mismos, pero no hay suficiente reconocimiento de la labor de la Justicia en esta crisis de Estado y nación padecida, que prosigue verbenera pero ya controlada.

Estamos acostumbrados a que los grandes actores del Estado sean los partidos políticos, cámaras legislativas, regiones?, pero no esa estructura permanente, de marcada función institucional y núcleo del Estado, que es la Justicia, que carece de voluntad propia ni persigue fines aleatorios. Por eso representa sus pilares.

Es la ciudadela que enfrentaría la insurrección para que no prosperara la derogación de la Ley, la libertad e igualdad, como hemos visto con Cataluña.

El diagnóstico de antropólogos, sociólogos y psicólogos sobre Europa es el mismo. Aunque más marcado en España. Europa muestra una infantilización creciente, la hipertrofia de los derechos, licitud de caprichos considerados como intocables "deseos fundamentales", la elusión de la responsabilidad y obligaciones, el victimismo, la regresión al Kindergarten.

Los primeros días de octubre pasado, el golpe de Estado catalán nos sumió en la desolación, el Gobierno no reaccionaba temeroso de quedarse solo con Ciudadanos en la defensa de la democracia y la Ley. Antes, se había extendido en la opinión pública que el 155 venía a ser un estado de excepción franquista (¿por qué nadie los recordará?). El PSOE no solo arrostra la clausura histórica de la socialdemocracia, sino que aporta el seguidismo interpretativo de las vísceras y humores más primarios e instintivos de la sociedad. En aquellos días insurreccionales solo se divisaban la Justicia, el Rey, Guardia Civil y Policía Nacional.

El paseo triunfal y heroico de los Jordis a la Audiencia Nacional, pletóricos, con guiños, gestos y sonrisas que vemos repetido en televisión, solo se comprende por el clima sociocultural creado con la mentalidad de impunidad, irresponsabilidad criminal, legitimidad de rabietas todas, e ilimitación electiva de derechos. Entonces no sabían que se dirigían a la fortaleza de la ley democrática, la norma como límite, el derecho como cauce, la rotunda igualdad, la exigencia de responsabilidad, y unos jueces dispuestos a cumplir su función aunque la política decidiera disolverse. Los diagnósticos de los científicos sociales no preveían el cortafuegos para la infantilización y elusión radical de responsabilidad, hasta que apareció la Justicia, decisiva en el campo del derecho, pero tanto o más en la cultura epocal.