"Hombre sin honor, perverso, despreciable". Así define el DRAE al vocablo en la acepción 2. Uno querría creer que los diputados que mandamos al Congreso mediante el efecto de nuestro voto nada tuvieran que ver con la definición expuesta. Pero parece que nada hay imposible, como lo demuestra, también, lo ocurrido en organizaciones no gubernamentales (ONG) con situaciones ahora conocidas y producidas por rufianes incrustados en ellas, ya sea como empleados o como voluntarios. Y no olvidemos que también en la organización eclesial. O sea, parece ser que rufianes hay por doquier.

En nuestro Congreso de los Diputados es posible que haya alguno que otro. Pero hay uno que siente placer en demostrarlo en cada sesión plenaria y en alguna que otra Comisión. Es como llevarlo puesto y luciendo, tratando de degradar a la institución y, lo que es peor, con la aparente aquiescencia de la presidencia. Son las cosas que dice y la cara de satisfacción con que las dice; o como se muestra: ora con una camiseta, ora con una fotocopiadora, ora con un cartel? En cualquier caso es montar el numerito; que diría circense si no fuese una falta de respeto para esa comunidad del espectáculo y el entretenimiento.

Ese rufián, que expele sus exabruptos al amparo de su condición de diputado y gozando de las prerrogativas que la Constitución, a la que desprecia, le concede, se da gusto en expresar su aborrecimiento y desprecio a todo lo español (y yo soy español) en la sede parlamentaria de la que recibe buenos emolumentos, que para sí quisieran muchos trabajadores que no ven forma de salir de la crisis. Y recibe esos dineros, además, pese a su notable absentismo a la Cámara. Y los recibe despotricando de las fuerzas armadas, que tienen la misión constitucional de la defensa de España, y que están desplegadas en diversos lugares del mundo en conflicto para ayudar a seres humanos de otras naciones.

Y hablando de absentismo. Hemos venido a conocer recientemente que el número 1 de esa condición lo ostenta nuestro diputado canario "176", don Pedro Quevedo, militante que es de Nueva Canarias. ¿Acaso es una condición en Nueva Canarias cobrar sin trabajar y ese "derecho" trasciende al Congreso? ¡Qué bonito! ¡Qué ejemplaridad! ¡Y andamos por la vida dando lecciones moralizantes!