En ocasiones, las plumas y las teclas disparan tonterías, sandeces que colman el hartazgo del sabio lector que compra religiosamente su diario de cabecera. El disparate nacional provoca que el ingenio de muchos periodistas, auspiciados por sus redactores jefes, recite conjeturas y reflexiones dignas del teatro del absurdo o de la novela más sensacionalista del momento. No son ni Valle Inclán, Mihura, ni tampoco Jardiel Poncela; lo intentan pero se alejan demasiado. Bastante dislate tienen montado en Cataluña como para tener que tragar estupideces informativas en relación al nuevo look de los salvadores de la patria catalana, aquellos que engañaron como hienas a sus electores para luego ingerir elevadas dosis de Fortasec "allende" las fronteras catalanas. Leía atónito cómo el debate y la pieza informativa se centraba en el nuevo corte de pelo de la diputada autonómica de la CUP, Anna Gabriel, como si tal gusto fuera esencial para entender el proceso separatista o el exilio suizo de la controvertida antisistema, otrora eje de apoyo a CDC para tapar la corrupción. En un medio de comunicación, supuestamente especializado en política nacional y que se salta las normas fundamentales del Estado de Derecho, se describía su nuevo aspecto (en una información que abría página a cuatro columnas) de la siguiente manera: "Corte de pelo al estilo mullet: corto por delante, flequillito muy corto, a bocados, y largo por detrás". ¿Es necesario ofrecer al lector este contenido informativo de tan alta calidad? La respuesta la tenemos en el número de visitas y los comentarios que cientos de internautas realizaron en la noticia: las boberías venden, y cada vez, los periódicos generalistas introducen este tipo de fantochadas. En un periódico del nivel de El Periódico de Cataluña, otra información ponía en solfa las primicias del día con un titular antológico: "Puigdemont destierra el flequillo". Seguidamente, la entradilla de la noticia: "Parece que en Bélgica, Carles Puigdemont no solo ha cambiado de aires, también ha cambiado de corte de pelo. Las últimas imágenes del expresident en Bruselas, en la presentación de un libro sobre el exilio y con motivo de su reunión con Marta Rovira (ERC), no han pasado desapercibidas para nadie, ya que se ha desprendido de su característico flequillo, un símbolo rebelde al que nos había acostumbrado ya desde sus tiempos como alcalde de Girona". Los memes en Twitter no se hicieron esperar, y las ingeniosas perlas de los leyentes no tardaron en aparecer: "Un peluquero belga aplica el 155 al pelo de Puigdemont"; "ha pasado por el peluquero, y se nota que no es el de Girona al que iba habitualmente"; o "qué guapo con el peluquín". Así funciona el nuevo periodismo que incorpora la frivolidad como elemento noticiable, gastando espacio para lo verdaderamente importante.