Va uno haciéndose viejo y contempla con cierto estupor cómo cambian las costumbres, la manera de proceder de las personas -cambiantes como las modas-, que si antaño rechazaban las venidas de ''allende los mares'' en la actualidad las practican ellos mismos con inusitado entusiasmo -el nudismo, la corrupción, el alcoholismo, la falta de palabra y tantas cosas más que hoy mediatizan nuestra vida-.

Una de las cosas que más me han sorprendido en los últimos años es el auge que se le está dando a la cocina canaria, en el cual EL DÍA está tan implicado. Ya era hora de que los profesionales del sector se percataran de su valor y llevaran a cabo las campañas apropiadas para potenciar nuestros platos -no solo hay que hablar de las papas negras?- y vinos. Poco a poco las ''estrellas Michelin'' de nuestros pagos han conectado con los tradicionales conejo en salmorejo, viejas a la plancha, samas a la espalda y pucheros con escaldón, hasta conseguir gustos y sabores que contentan a los más exigentes especialistas.

Pero a los que leen o ven en los medios de comunicación el éxito que están alcanzando a nivel internacional nuestras especialidades culinarias -y quizá se desconsuelan por que están fuera de sus posibilidades económicas (no todos podemos gastarnos 50 ? en un almuerzo)-, es conveniente recordarles que, por fortuna, en Tenerife tenemos infinidad de establecimientos donde se sigue comiendo bien -muy bien- y barato.

Si hace unos años ponderé en esta misma sección la cocina del restaurante Trasmallo, cerca de Garachico, creo necesario hacer ahora lo mismo con Casa Fefo, situado en El Médano, al que no creo que le haga falta esta propaganda gratuita, porque siempre tiene todas sus mesas ocupadas y con gente esperando que alguna quede libre. Echando la vista atrás, creo que empecé a frecuentarlo a principios de los años setenta del pasado siglo, y ya llevaba tiempo funcionando con Fefo al frente. El paso de los años, como a los buenos vinos, lo ha mejorado, pues ha sabido acoplarse a los nuevos tiempos y a la economía de quienes hoy día son sus clientes, que exigen una carta variada con precios justos. El entorno, en primera línea de playa, es factor importante para que el establecimiento se haya mantenido abierto durante tantos años, pero eso sería insuficiente si no tuviera un personal como el que tiene, con el incansable Víctor al frente, que se preocupa y atiende con exquisita amabilidad e increíble rapidez -los cocineros responden también adecuadamente la demanda- tanto al que se sienta a tomarse una cerveza como al que se extasía con unos chocos a la plancha, una paella o unos chopitos elaborados con verdadero primor.

Si las autoridades están decididas a potenciar las especialidades culinarias canarias en los ámbitos de postín, no creo que sea mala idea ponderar también los valores que encierran los establecimientos tradicionales -no solo los guachinches-, los de toda la vida, y premiarlos con alguna distinción (entre los cuales, sin duda alguna, estaría Casa Fefo). No hablo de Teides o Dragos de Oro, pero sí, por ejemplo, de ''zurrones''. Dejemos lo de los ''tenedores'' para los restaurantes, hoteles o paradores. Pongámonos a la altura del ciudadano medio, aquel que espera el domingo para salir con la familia y almorzar por menos de 16 ?. Entrar en un ''dos o tres zurrones'', o en un ''cuatro zurrones'', le permitirá saber desde el principio lo que va a encontrar en el lugar que elija (puesto que también hay establecimientos de chochos y moscas? que, todo hay que decirlo, tienen su clientela).