Cuando leemos lo que está ocurriendo con los monocultivos y el abuso de pesticidas y agroquímicos, aparecen los interrogantes de los transgénicos. Países con desiertos "verdes", como el caso de la soja del norte de Argentina y Paraguay o Brasil. Suelo en el que los herbicidas no han dejado hierbas ni a los pájaros, causando problemas de salud en sus habitantes, llegando incluso a plantear el debate sobre prohibir la fabricación del glifosato y otros agrotóxicos.

En otro estado de cosas está la sequía, el cambio climático, los problemas del agua para la población, y los consumos por parte de la agricultura.

La agricultura de Lanzarote es una lección de economía de recursos, la adaptación de las plantas al medio, ya que tiene los secanos más productivos de Canarias, cultivando unas 4 mil hectáreas, con una producción que supera, los años buenos, las 20 mil Tm. Si bien hace unos años solo en cebollas y batatas superaban dicha cifra. Hablamos de una crisis cultural más que económica.

La devaluación del agro en Lanzarote es un tema cultural, en la que el productivismo, la revalorización de la naturaleza, separada de la cultura agraria conejera, unida a las modas, las importaciones de comida barata y la separación de los jóvenes del manejo y conocimiento de lo rural, asociando la agricultura solo con dinero y vida fácil, separando campo y salud, campo y cultura. Solo queda como referencia la bodega y el vino del país, por ello, más del 50% de las tierras cultivadas tienen viña. El resto de cultivos, jables y enarenados, ha entrado en crisis, ya que la cebolla ha tenido problemas de comercialización. Las legumbres de la tierra, higueras, tuneras y otros frutales, manteniéndose como paisaje singular, los cultivos de viña en hoyos o las goronas abiertas al sur.

Agricultura y viento en Lanzarote. Sin duda, una de las lecciones más bonitas de la agricultura conejera está en el maíz enano: ¿en cuánto tiempo ha conseguido el conejero cambiar la biología de una planta que según Jaime Gil se cultiva en Lanzarote dese 1750? La planta ha aprendido a vivir con los vientos alisios. En un periodo menor a los 300 años la planta se hace enana solo en el tallo, pero de gran rendimiento en la producción, con la quinta parte del agua que necesita en México, hasta dos mazorcas, en muchos casos. Es un cultivo que podemos proteger del viento, con setos vivos, de centeno, o bien con paja haciendo de barrera a barlovento del maíz. Cultivo que ha disminuido de manera significativa, quedando un 30% de la superficie cultivada en 1980, reduciendo también la superficie de cebolla al 10% (de 1.310 Has. en el año 1980, a 118 en 2014). La batata y sandía de 722 Has. a solo 118. Si bien se mantienen otros cultivos de hortalizas bajo riego, o bien las tuneras, que siguen manteniendo un 50%, y unos cultivos de papas en los valles.

La agricultura de Lanzarote es una referencia cultural de primer orden. No solo por mantener los cultivos de secano más activos de Canarias, unidos al Norte de Tenerife y a las viñas de La Palma. Es una agricultura singular en el manejo, bajo condiciones adversas (viento y sequía), tenemos un nivel de conocimientos empíricos muy valiosos, que hay que codificarlos y transmitirlos a los jóvenes. No olvidemos que se trata de una cultura que no es hija solo del hambre y la penuria, ya que en la vecina Maxorata la situación no ha tenido tal arraigo. Cultura que ha permitido la subsistencia ante situaciones límites, como ocurrió el año 1948 ante la sequía, en la que, sin una gota de lluvia, consiguieron una cosecha de boniatos en el jable.

Dignificar la cultura agraria es una tarea alcanzable, ya que Lanzarote se estimuló de valor hacia la naturaleza y el paisaje natural, pero separados de los agricultores. Hemos de señalar y dignificar al agricultor conejero como innovador, como adelantado ante la agricultura industrial, cargada de agrotóxicos e interrogantes. Un puchero con boniatos cultivados con estiércol en jable, y unas piñas de millo conejero, son algo básico que dignifica el paisaje y paisanaje, en una isla en la que el hombre ha domesticado la naturaleza sin romperla. Los cultivos de Lanzarote tienen mucho de imaginación, pero también de trabajo y lucha para domesticar los volcanes y conseguir algo para llevarse al estómago.

Por favor, separemos la agricultura del PIB económico mercantil. Asociemos el campo al PIB cultural de mucha sabiduría y experiencia acumulada al estómago y la vida más humanizada y menos monetarizada. Lanzarote es un laboratorio vivo del cambio climático y la lucha contra la aridez.