Lejos de rectificar su actitud e informar convenientemente sobre las anomalías detectadas por la Audiencia de Cuentas de Canarias en su etapa como alcalde de Agüimes, el presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, ha vuelto a utilizar la fórmula del calamar para llenar de tinta el escenario político de las Islas. Si hace una semana EL DÍA advertía en su Editorial de la facilidad con la que Morales lanzaba cortinas de humo, denunciando desequilibrios, con el propósito de que no se hablara de los asuntos realmente importantes que afectan a la isla hermana, ahora el mandatario grancanario ha optado por habilitar un ejército de fantasmas, conformado por partidos políticos y medios de comunicación, entre ellos este rotativo. De nuevo Morales se aleja de la realidad. Si de algo se puede acusar al Grupo de Comunicación El Día es de defender Canarias y, de forma especial, Tenerife, isla que hace más de un siglo acogió su nacimiento. Incluir a EL DÍA en una campaña para desprestigiar la labor del presidente del Cabildo grancanario y "matar" su imagen solo puede ser fruto de un delirio. O tener muy mala intención. Morales se equivoca una vez más con esta argucia. Así no va a convencer a los ciudadanos del Archipiélago de que tiene las manos limpias. En lugar de perder el tiempo con este tipo de disparates es mejor que dedique sus esfuerzos a desmontar el informe de la Audiencia de Cuentas de Canarias. Pues si es cierto lo que apunta el órgano fiscalizador, de nada le va a servir inventar maniobras y manipulaciones de agentes externos que, según sus declaraciones, han decidido acabar con su carrera política tras las denuncias realizadas contra supuestos desequilibrios. Los fantasmas, señor Morales, no existen.

El Tribunal Supremo volvió a dar esta semana una buena noticia a los canarios, al fallar en favor del Gobierno autónomo en su reclamación por el recorte unilateral del Ministerio de Fomento al convenio de carreteras. Tras la reciente sentencia relativa a 2012, en la que reconoció la obligación del Estado de abonar una deuda de 138 millones en esta materia, ahora el TS añade otros 152 por 2013 y deja claro que el mismo camino van a seguir los recursos presentados por los sucesivos años. En total, la cantidad pendiente de desembolsar por el Ejecutivo de Rajoy superaría los 700 millones de euros. Una cifra que no cabe duda vendría muy bien al Archipiélago para poner al día sus infraestructuras viarias, después de años de recortes. Corresponde al vicepresidente y consejero de Obras Públicas del Gobierno canario, Pablo Rodríguez, llevar a cabo una buena negociación con el fin de que ese dinero llegue lo antes posible a las Islas. Sin olvidar que si hay una isla que precisa de inversiones urgentes en carreteras, esa es Tenerife. No vaya a ser que su origen le juegue una mala pasada y se prime a Gran Canaria. EL DÍA continuará vigilante para que eso no ocurra, al igual que se mantendrá atento a que los compromisos adquiridos este fin de semana por Mariano Rajoy durante su estancia en la Isla, no caigan en saco roto. Nada que objetar a que visite Tenerife y muestre una buena predisposición, pero Canarias necesita más hechos y menos palabras. Las últimas sentencias del Supremo son una clara muestra de lo que valen sus promesas.