Fue un presagio. Al alcalde de Los Realejos y presidente del PP de Tenerife, Manuel Domínguez, le tiraron en un barranco, junto a unas casas, los cadáveres de ocho ovejas y un par de cabras. La pestilencia alarmó a los vecinos, que llamaron al ayuntamiento para que se hiciera cargo de los fiambres putrefactos. Domínguez estaba ayer en los pasillos del Parlamento de Canarias, con el teléfono en la mano, terminando de arreglar el estropicio.

Lo que no sabía el alcalde es que allí mismo, en la Cámara Legislativa canaria, poco después de las doce del mediodía, un desconocido iba a tirar otros cuerpos al barranco del descrédito y que, como en el caso real de los animales, la peste resultaría insoportable.

Se trataba de la última votación para elegir a las dos periodistas candidatas a entrar en el consejo de la Radio Televisión Canaria. Todo estaba atado y bien atado. Los dieciocho votos de Coalición Canaria marcados con un círculo verde, los quince del PSOE con uno rojo y los tres de la Agrupación Socialista Gomera en azul. Justo los treinta y seis votos necesarios para completar el polémico consejo de la tele que lleva en precario desde tiempos inmemoriales.

Antes de la votación secreta los diputados se sonreían y se enseñaban los votos, en el ambiente relajado y feliz de una guardería política. Pero el PSOE de Canarias es hoy el camarote de los hermanos Marx. Hay tantas familias peleadas entre sí, tantos diputados quemados, tantas heridas sin curar y tanta basura interna, que cualquier cosa que se ventile en el secreto favorece la sorda venganza de los resentimientos.

Uno de los votos del Grupo Socialista se convirtió en un voto nulo, porque se alteró conscientemente la papeleta. Las dos candidatas -de los socialistas y los nacionalistas de CC- no obtuvieron los apoyos necesarios. Ridículo estrepitoso de los partidos proponentes, que han jugado de forma impresentable con el nombre de dos profesionales.

En cualquier caso de asesinato el principal sospechoso siempre es el que sale beneficiado. ¿Quién gana con la chapuza de ayer? Alguien que detesta a Angel Víctor Torres y quería exhibir públicamente la fragilidad de un líder que es incapaz de controlar los votos de sus propios parlamentarios. Alguien que quería, además, complicar la resolución del concurso de la televisión y poner al Gobierno en un brete. Alguien para quien cuanto peor, mejor.

Mientras los cadáveres exquisitos daban tumbos por el salón de plenos, el líder del PP, Asier Antona, hacía esfuerzos por no mearse de la risa. Se lo están poniendo a huevo. Los socialistas, ayer, le resituaron como el único socio fiable con el que podría contar Coalición Canaria. Porque lo del PSOE -a la vista está- es un corral nublado. Y va a peor la mejoría. Vamos, que apesta como los fiambres de catorce ovejas y un cabrito en el fondo de un barranco.