Apagadas las luces de bengala generadas por las denuncias del presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, sobre supuestos desequilibrios en perjuicio de su isla, debido a la aparición de un nuevo insularismo, la política canaria regresa a su día a día. Lo que no es óbice para que desde determinados estamentos se continúe trabajando para arañar cuotas de poder y, derivado de ello, la capacidad de manejar un mayor volumen de recursos. Hay que mantener la guardia alta. El anuncio de cambios, por ejemplo, al frente del consorcio de la Zona Especial Canaria, debe ser mirado con lupa en Tenerife, pues la actual titular, la chicharrera Beatriz Barrera, después de seis años capitaneando la ZEC, será sustituida en las próximas semanas por Jimena Delgado, concejal del Partido Popular en Las Palmas. Sin poner en duda la valía profesional de esta última, todo lo contrario, sí hay que estar atentos, no obstante, a las decisiones que se adopten a partir de ahora desde uno de los instrumentos más poderosos que tiene el Régimen Económico y Fiscal (REF) de las Islas, pues seguro que no faltará quien aproveche el cambio para sacar partido a la labor encomendada a esta entidad: promover el desarrollo económico y social del Archipiélago y la diversificación de su estructura productiva. Seguramente su vicepresidente, Pedro Alfonso, velará porque se mantenga los equilibrios, pero no está de más observar con la máxima atención los primeros pasos de la nueva presidenta. Mejor prevenir que tener que lamentarse a posteriori.

La Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Aguas del Gobierno de Canarias, que dirige Narvay Quintero, se ha comprometido a sacar adelante, antes de que finalice el plazo establecido por la Unión Europea, los planes hidrológicos de las siete islas, evitando así las multas con las que amenaza Bruselas. El tirón de orejas de la UE debe servir para analizar qué está ocurriendo en la administración y, si es cierto que todo se debe a la falta de técnicos en determinadas áreas, adoptar, sin demora, las medidas necesarias para cubrirla. No hay que olvidar que está en juego mucho dinero, pues a las sanciones anunciadas habría que añadir los fondos que se dejarían de recibir por no haber cumplido la tarea encargada. Este es un problema en el que las diferentes fuerzas con representación parlamentaria se mantienen ausentes. Hoy son los planes hidrológicos, mañana los informes de impacto medioambiental de distintas iniciativas y más tarde la elaboración de proyectos. Quizás el tirón de orejas de Europa sirva para algo.

La jornada del 8 de marzo sorprendió a dirigentes políticos, sindicales y empresariales, que no se esperaban que las demandas de igualdad real entre hombres y mujeres tuvieran tanto éxito. Ahora toca trabajar para dar respuesta a una situación del todo injusta. Aunque la solución no es fácil, pues además de aspectos como el salarial y la violencia machista hay cuestiones culturales y de educación que requieren tiempo, el impulso del pasado jueves no debe ser vano para poner fin a la discriminación.