Con motivo de los últimos debates realizados en torno a la prisión permanente revisable, donde unos partidos políticos afirman que debe mantenerse y otros que debe eliminarse, dicha prisión permanente como funcionario de Instituciones Penitenciarias me gustaría dar mi opinión al respecto, opinión de una persona que trabaja de puertas para dentro de un Centro Penitenciario, ya que son los profesionales penitenciarios los que día tras día "conviven" con las personas privadas de libertad, sin meterme en opiniones personales a favor o en contra. El trabajo que se realiza en los Centros Penitenciarios, duro trabajo para ser más exactos, que la inmensa mayoría desconoce, va encaminado como bien dice el art. 25.2 de la CE a la reinserción y reeducación social. Cuando tenemos constancia de un delito que, por su gravedad, nos llama especialmente la atención socialmente, solemos decir cosas como "que se pudra en la cárcel" o "no debería ver la luz del sol". Dentro de esos muros trabajan unos profesionales, profesionales que deben de trabajar durante los 365 días , las 24 horas, con las personas privadas de libertad. Dentro de esos muros existen psicólogos, trabajadores sociales, educadores entre otros, así como un personal de vigilancia que está en continuo contacto con los internos, quienes deben hacer las funciones de bombero si se produce o provoca un incendio, resolución pacífica de conflictos, mediar en una pelea, antidisturbios y un largo etcétera. Un alto porcentaje de las personas privadas de libertad padecen trastornos o patologías psicológicas con los problemas que ello puede generar al personal penitenciario, así como un alto porcentaje ofrece problemas de adicción a su entrada en prisión. Recordando la más que difícil situación por la que atraviesa la Institución con la grave carencia de personal, envejecimiento de las plantillas, falta de formación ? y más allá de la opinión que nos pueda suscitar el sí o el no de la prisión permanente revisable, ésta puede acarrear más problemas a las prisiones ya que el hecho que una persona pueda estar privada de libertad prácticamente lo que le quede de vida puede convertirse en una bomba de relojería frente a las normas de régimen interior y conductas exigidas para la convivencia en un módulo. Es por ello que queremos recordar a políticos y sociedad que más allá de la teoría está la práctica. La tarea que se realiza dentro de los diferentes centros penitenciarios es una tarea difícil, con altos síntomas de burnout, estrés y tensión. Labor pocas veces reconocida para la sociedad en general y, como dijimos, para la clase política, que, en su mayoría, desconoce nuestro trabajo y situación. Dicho todo esto queremos que tras las decisiones políticas que pueden hacer mantener la prisión permanente revisable, o no, tengan en cuenta a las personas que cada día deben realizar esa difícil labor dentro de los centros penitenciarios y se les dote tanto de los medios materiales, personales, como de una formación real y efectiva para tratar a las personas privadas de libertad y con ello poder realizar una mejor labor de cara a velar por el mantenimiento del orden, así como la consecución del precepto constitucional del art. 25.2, consecución que a la postre repercute en la seguridad de los ciudadanos si las personas privadas de libertad aprenden a vivir en sociedad respetando la vida e integridad física de las personas, una vez hayan cumplido su condena y obtienen la libertad.

*Representante de APFP (Asociación Profesional de Funcionarios de Prisiones)