"Atención. Se comunica por megafonía que el capitán del PSOE de Gran Canaria ha decidido cambiar el rumbo. A partir de este momento nos dirigimos hacia el pleito insular, sobre la base del expolio a nuestra isla. Aquellos pasajeros que se dirijan hacia otro destino, por favor que salten por la borda o que se jodan. Muchas gracias".

Sebastián Franquis, secretario general de los socialistas grancanarios, fue el encargado oficial de la botadura de un barco peligroso. Echó al agua la nave del insularismo reclamando explicaciones oficiales al Gobierno sobre el desequilibro inversor en las Islas: un mensaje que tiene el código postal en el Cabildo de Gran Canaria.

Hace años hubiera sido impensable que alguien en el PSOE jugase al pleito insular. Pero los socialistas son sólo un recuerdo de lo que eran. Los líderes de la antaño poderosa agrupación tinerfeña, divididos y enfrentados, juegan hoy el papel de elementos decorativos en el paisaje del poder del partido. Dicho de una manera más vulgar, no pintan un carajo. Por eso se van a tragar lo que les venga de enfrente con dolorosa resignación.

Los socialistas han pedido que el Gobierno canario haga público cuánto se recauda en Gran Canaria para compararlo con lo que se invierte en su isla. Que es el paso previo y necesario para determinar que se recauda más de lo que se gasta. De ahí que los socialistas "preadviertan" que se "van a defender" los derechos y el bienestar de esa isla. Cuando alguien se defiende siempre significa que hay un ataque. Ya saben ustedes de quien.

Toda Canarias está ya tristemente acostumbrada a la eterna pelea entre las dos burguesías capitalinas. Gracias a ella se ha debilitado la unidad de esta tierra durante décadas y hemos construido una autonomía duplicando la capitalidad, las instituciones, las sedes y todo lo que revista alguna importancia. Lo hemos encarecido todo para que los dos lobos tuvieran el mismo cacho de carne.

Los socialistas han decidido coquetear con la charca insularista, pero debieron darse antes algún golpe en la cabeza. Un leñazo importante que les ha producido una terrible amnesia de efectos devastadores. Porque es un hecho que han olvidado misteriosamente de que estuvieron gobernando en alegre comanda con Coalición Canaria desde 2011 hasta hace dos telediarios. Primero con Paulino Rivero de presidente. Y después con Fernando Clavijo, hasta que los echaron hace un año y cuatro meses. Si durante todo ese tiempo no se enteraron de la mamandurria de Tenerife, es que son pollabobas "cum laude".

No lo son, claro. Están heridos por una salida traumática del poder en Canarias. Algo desorientados por las divisiones internas. Y preocupados por el posible desgaste electoral de la marca. Ninguna de esas tres cosas justifica que se pongan a jugar con el fuego del pleito. Porque el que juega con fuego, decían las abuelas, se mea en la cama.