Un buen amigo, que cree entender de economía (dejemos que siga en ese su mundo feliz), se empeñó en explicarnos, fracasando rotundamente, lo que sucede en el ámbito del negocio de las finanzas, es decir, lo que acontece en el devenir del ciudadano de a pie que se ha visto envuelto y acogotado por los prestamistas, usureros, banca (¿no son lo mismo?) y políticos que trataron de desviar la grave situación que se ha vivido, y se vive, en España desde los tiempos del original presidente Zapatero. Original porque nadie como él ha sabido conducir a un país a una bancarrota de dimensiones desconocidas; porque tuvo la virtud de prometer a los canarios 25.000 millones de euros; porque para sus vacaciones reformó la vivienda de Lanzarote (La Mareta) utilizando el erario; porque se trajo a unas 100 personas, incluidos los cocineros, disfrazadas de séquito (los escoltas este verano son muchos menos y están "a la intemperie", según denuncian ellos mismos); porque soslayó la situación real de los dineros públicos y endosó a su sucesor político una deuda que nadie, ni el alegre ministro Montoro, va ser capaz de resolver. Y es que crece la macroeconomía y, paralelamente, progresa la desigualdad social. Pero, con este Gobierno la banca sigue campando a sus anchas y vuelve a ofrecer, amistosa y generosamente, esos formidables créditos maquinados y maquillados por sonrisas de los empleados, sonrisas impuestas por los mandamases que se esconden en ocultos y lúgubres despachos. Cuando el panorama adquiere tintes de auténtico desastre nacional, el Ejecutivo (ahora el de Rajoy), interviene con un extraordinario plan de saneamiento. Plan que consiste en utilizar de nuevo al estupefacto contribuyente que ve cómo los impuestos suben y suben (de los más altos de Europa), y el poder adquisitivo baja y baja (también en caída a nivel continental), mientras los beneficios de la banca y, sobre todo, de aquellos que forman parte de los consejos de administración, se incrementan de manera espectacular y vergonzosa (es una expresión menos dura). En España existen capitostes protegidos por el Gobierno que cobran millones de euros y, simultáneamente, millones de ciudadanos tienen que ir a la calle a proclamar, para que la Administración se entere, de que les van a subir 0.25 euros a sueldos de 600 o menos. Y entonces se produce el milagro de la reacción gubernamental a la vista, claro está, de las próximas elecciones aumentando hasta el 2-3% a aquellos jubilados o pensionistas. Esto es, los que menos tienen seguirán sin llegar al día dos de cada mes, pero dispondrán de 12 euros de más para dilapidar alegremente. Mañana, el presidente recibe a las camareras de piso. No se había enterado de la explotación laboral de estas trabajadoras. Otro paso hipócrita consistirá en propalar al común que se va a regular el negocio financiero, poniendo límites al endeudamiento de los bancos. La situación está protagonizada de nuevo por el ciudadano que pagará dos veces: una, por el saneamiento obsequiado por los gobiernos (Bankia y Cajas de Ahorro); y dos, subida de los costes de los créditos y comisiones bancarias para taponar la ignominiosa amnistía fiscal.

¿Qué medidas toma Hacienda ante la intolerable equidad salarial escorada hacia los poderosos? Solo unas cifras para no importunar a nuestros pacientes lectores. El Banco de España, es decir, el organismo que supervisa el sistema bancario español, ha puesto sobre la mesa lo que ha costado el famoso rescate que todos niegan: 56.865 millones de euros y, atención, da por perdidos 42.590. Se han recuperado 3.873 y cree que se puede recobrar un máximo de 10.402. Pero es que entre todas las ayudas públicas se han superado los 76.000 millones, de los que ¡64.000 están perdidos!.

El Partido Popular está recortando la educación y la sanidad. Es bochornoso escribir que en España apenas se invierte en investigación y que desde nuestra universidades salen titulados preparados en busca de puestos de trabajo fuera de nuestras fronteras. Habrá que descartar aquí el centro de Cristina Cifuentes, muy vinculado al PP de Madrid, desde donde se distribuyen ocupaciones muy atractivas. Como desde uno de Navarra. Tampoco el PSOE detuvo la especulación inmobiliaria. Las Cajas de Ahorro, con ejecutivos nombrados por los gobiernos autonómicos que, en la mayoría de los casos eran personajes no conflictivos y tolerantes (digámoslo así), colaboraron en esta ruina. Pero la guinda de todo este maremágnum la ponen los mentideros de Madrid: España estará muy pronto, económica y políticamente, en manos del PP, C''s, nacionalistas, Opus Dei y la Iglesia Católica española. ¿Muy pronto?. Ya está todo a la vista. Es un retorno casi calcado de gobiernos franquistas. Desde 1938, el dictador así lo maquinó. ¿Dónde está la alternativa? ¿Existe?