Entendemos que muchos de los problemas del agro y los agricultores en La Laguna no son exclusivos del medio territorial, es decir, los problemas que genera el minifundio. La crisis de las cooperativas, que han jugado un papel positivo durante muchas décadas, los problemas de alejamiento de los jóvenes del campo, la agroquímica y los agro tóxicos como alternativa, campo y rentas, campo y salud, piche y cemento como alternativa, la devaluación de lo rural como sinónimo de un pasado de pobreza e ignorancia.

Hemos de entender que no hay una medicina que cure todo, ya que el campo de ayer, la cooperativa y el gangochero tuvieron un techo, explicando además parte de lo que ocurre en nuestro campo hoy. La implantación de las grandes superficies, concentrando la distribución y la compra de los productos del campo, pusieron el resto. El campo y los campesinos quedaron ahogados, era imposible vivir una familia con 15.000 kilos de plátanos, cuando dejamos de producir el resto de alimentos y servicios del entorno: la vaca, las gallinas, el cerdo, el estiércol. El trabajo familiar es sustituido por el suministro a los supermercados, implantando una economía monetaria en el mundo agrario.

Ahora se vende más pienso para mascotas, en algunas cooperativas, que pienso para gallinas o cabras. Tenemos una ruptura en el mundo rural. No hay un modelo de un camino para recomendar. Parece claro que hay agricultores que les va bien, que comienzan abriendo caminos, sustituyendo el modelo anterior por maneras de acercar al productor y el consumidor, buscando una relación directa entre ambos (mercadillos, pequeña distribución, restaurantes, tiendas, cadenas especializadas en la distribución, etc.).

Leemos en el territorio que hay empresas que sobreviven, incluso crecen, y se potencian cultivos como plantas tropicales, hortalizas, flores, ganadería, vino, viveros, papas, etc. Estas son referencia de otra manera de hacer las cosas y, lo que es más importante, están incorporando jóvenes como profesionales, que superan los complejos de antaño, planteándose vivir del campo sin reparos y miserias de antaño. En algunos casos están arrendando o comprando tierras, siendo un ejemplo que alumbra otro modelo viable y posible.

Tenemos algunos cuellos de botella con los aportes de ayudas de la administración, como la exigencia de comercializar al menos 200.000 kilos para recibir la ayuda a la producción vendida localmente, que entendemos debe bajarse para que muchos pequeños agricultores participen de las mismas. Por otra parte, el sector ganadero y la cooperativa de La Candelaria tenemos que ver como potencian la carne del país. También, los cereales para la producción de gofio de la tierra (millo, trigo), tema clave con los molinos, ya que necesitamos solvencia y garantía con este producto muy nuestro, algo que ya tenemos con el vino y el queso. Qué decir de los boniatos y de las papas borrallas como elementos que dignifican Anaga.

Hemos de potenciar las ferias, los mercadillos, la agricultura ecológica, los bancos de tierras para jóvenes, con préstamos de semillas, con asesoramiento técnico. Qué decir de los huertos escolares, reconvertir el campo y la agricultura como actividades lúdicas.

Son elementos ejemplarizantes de lo que hacemos y producimos aquí el ganado, los frutales de la tierra, las hortalizas, los vinos, el queso... como referencia de un pueblo que dignifica al campo, al trabajo, al gofio y el cereal, al paisaje de las medianías, tal como defendió y cuidó Pedro Molina (trigo barbilla, vaca del país y productos de la tierra).

No tenemos una solución única, ¿agricultor y vendedor?

Entendemos que tenemos que valorar las cosas que hacen los que les va bien, ya que nuestra tierra demanda sembradores de ideas que hagan camino al andar, ya que sembrar ilusiones en el mundo rural debe estar cerca del surco, pues el campo sufre un bombardeo teórico, que, en muchos casos, lo siembran personas con alergia al sacho. Aquí y ahora otro campo es posible, leamos lo que hacen los agricultores a los que les va bien, afortunadamente tenemos numerosos ejemplos para sembrar ilusiones.