...No se oía en todo el lugar sino ladridos de perros, que atronaban los oídos de don Quijote y turbaban el corazón de Sancho. De cuando en cuando rebuznaba un jumento, gruñían puercos, mayaban gatos, cuyas voces, de diferentes sonidos, se aumentaban en el silencio de la noche, todo lo cual tuvo el enamorado caballero a mal agüero". Este pasaje derivó en la popular frase, falsamente atribuida a "El Quijote," "Ladran, luego cabalgamos."

Hemos recibido en las Islas a un personaje del mundo económico que se cuestionaba la razón de que Canarias no esté "atiborrada" de empresas queriendo venir por sus bondades económico-fiscales.

Más allá de mostrar su sorpresa, habla de una inseguridad jurídica que solo observa él y carga contra las inspecciones de Hacienda a las que acusa de cebarse con las empresas canarias, confundiendo la labor de garantía de no ser la ZEC un paraíso fiscal con el intento marginal del posible uso fraudulento que pueden llegar a planificar algunos especuladores fiscales.

Fácil debe resultarle la categórica información cuando se habla de oído o sin fundamento o con la credibilidad lastrada por una distancia de la realidad, tal vez propiciada por su lejanía geográfica.

También asistimos a una publicación nacional que jugaba con la atribución de paraíso fiscal a Canarias porque incrementa el ahorro en impuestos a las empresas un 25%, confundiendo una simple rebaja del impuesto sobre sociedades como "patente de corso" para hacer lo que quieren la empresas con sus obligaciones fiscales, con políticas para la diversificación de la economía y la creación de empleo, previa autorización del Consejo Rector del Consorcio de la ZEC, creada por el Estado y el Gobierno autónomo, bajo la supervisión y control de la Unión Europea.

A veces, más allá de las Islas, se olvidan que en Canarias las compensaciones derivadas de su ultraperificidad no son subvenciones discrecionales, sino una manera de mantener a las Islas dentro de la necesaria competitividad europea y que hay un compromiso medible en el largo plazo, de manera transparente y segura, como es la atracción de inversiones y, como consecuencia de las mismas, fortalecer el progreso de los canarios y su legítimo derecho de encontrar un trabajo digno y bien retribuido.

Al fin y al cabo, si Canarias progresa, progresa como parte del Estado y de Europa y no, exclusivamente, para beneficio propio.

*Vicepresidente del Consorcio de la Zona Especial Canaria