Tras la celebración del coloquio internacional de El Aaiún, un exdiplomático marroquí, una joven e influyente politóloga colombiana, Clara Riveros (que ha prologado mi último libro), y yo recorremos más de mil kilómetros por el Sahara. Hemos sido invitados por algunas autoridades al centro del desierto, Smara y al sur, Dakhla. Inevitablemente piensas en el reducido desierto que podrán ver los turistas "solidarios" de ese "parque temático-resistente" de la hamada de Tinduf.

Tras el largo viaje nos aguardan las facultades de letras de Casablanca (Universidad Hassan II) y Rabat (Mohamed V), para la presentación del libro, que será traducido al árabe y francés. La Facultad de Letras de Rabat es la mayor editorial de Marruecos incluyendo a públicas y privadas.

El profesor Hassan de Casablanca, que nos recoge, nos informa de que la enseñanza del español viene perdiendo alumnos en los últimos años. Le apostillo que será en beneficio del francés, pero me responde que esa lengua también los está perdiendo, y que a este paso desaparecerá el envidiable bilingüismo árabe y francés de las clases ilustradas. Resulta un placer oírles cambiar de lengua con entera naturalidad. La responsabilidad es de la arabización de la enseñanza, salvo economía todas las disciplinas se imparten ya en árabe. A lo que no son ajenas las nuevas tecnologías.

De inmediato compruebas que profesores, doctorandos, alumnos de máster y de carrera de Filología española emplean el mejor español que puede oírse. Lo muestran con sus preguntas y comentarios. Es muy emocionante su asistencia y participación. Debo reconocer que tienen más interés por Iberoamérica que por España, o al menos eso reflejan sus intervenciones.

Son muy pocos, pero alumnos españoles se matriculan en algún curso de Filología española que les son convalidados. La unidad nacional de Marruecos nadie la cuestiona, por lo que el tono es en todo momento muy deferencial y agradable. Casablanca ha iniciado algún contacto académico con la Universidad de La Laguna.

Nos recordarán en Casablanca y en Rabat que Marruecos es el país del mundo con más centros Cervantes: tienen seis.

Pregunto por la recuperación del tamazight, pueden verse sus signos o alfabeto en muchos lugares, pero sin que haya traspasado el ámbito ideacional. El debate es muy intenso, hay quien pretende, ya que se habla, que se escriba en aljamiado como hacían los mozárabes: español con grafía árabe. O los turcos. Sin embargo otros sectores insisten en que ha de limpiarse e imponerse su propia grafía. "Largo me lo fiais", sostienen los profesores más escépticos.