Es el que ostenta el primer puesto, el más importante, en una corporación. Pero hay presidentes que, a la hora de la verdad, vienen a llamarse "andana"; o sea, se desentienden de lo que es el compromiso que adquirieron cuando accedieron al cargo.

El paso por el banquillo judicial de los señores Chaves y Griñán (presidentes que lo fueron de la Comunidad autónoma andaluza) ha mostrado la impudicia con que han contestado a las preguntas del tribunal en el juicio que cursa sobre el irregular destino de los fondos que habían de dedicarse a expedientes de regulación de empleo. Supongo que también a cursos de formación; aunque en este asunto el desmadre ha sido generalizado: fue el maná para mucho desaprensivo fuera y dentro de las administraciones.

Oír las declaraciones de los susodichos presidentes, que lo fueron, daba grima: no sabían, no conocían, no tenían por qué saber, ningún miembro del gobierno les había informado de lo que acontecía con una jugosa parte de los dineros (que salían de los Presupuestos de la Comunidad, que ellos habían propuesto y aprobado). No me cansaré de decir que la autoridad puede delegarse; es lo que hace un presidente de Gobierno respecto de sus ministros (gobierno del Estado) o de sus consejeros (gobierno autonómico).

Tampoco me cansaré de decir que la responsabilidad no se delega. Un mando, en este caso un presidente, sigue siendo responsable de lo que acontezca respecto de una autoridad delegada. Si un ministro, o un consejero, comete un desaguisado, podrá y deberá reconvenirle por lo actuado; pero de aquel desaguisado será él responsable ante la sociedad a la que gobierna. Es una indecencia escudarse en el no lo sabía, no me informaron, no tenía por qué saber,? Es carecer de la mínima vergüenza.

Qué decir del otro presidente, el del Gobierno Central. ¿Adonde nos ha llevado su inacción, habiendo tenido mayoría absoluta, en el devenir de Cataluña? Hoy el problema más grave de España. ¿Qué hizo en tanto que presidente del Gobierno? Nada. Dejar correr el tiempo. ¿Qué hace ahora, teniendo la autoridad que le confiere el artículo 155 aplicado a Cataluña, ante los desmanes que allí se producen? Nada. Y a esta inacción le llama prudencia. Y los "catalonios" incumpliendo todo precepto legal y jactándose de ello. Y el señor Rajoy, políticamente, quieto-parado a ver si la Justicia resuelve el problema que él debió impedir que se desarrollase.

Para presidentes de tal guisa, mejor con pastores que, de seguro, tienen más sentido común, vergüenza y reaños para proteger su rebaño.