Lo ocurrido en la Comunidad de Madrid con su presidenta, Cristina Cifuentes, daría para escribir muchos comentarios, y desde luego no voy a disculparla por su cadena de errores, el último de ellos ese vídeo donde se le registra el bolso y encuentran unas cremas cuyo costo no supera los 40?, pero que le ha costado su cargo como presidenta, además de verse obligada a renunciar también a la jefatura del Partido Popular en Madrid y a su acta de diputada.

A esto se le denomina ser una "pardilla" de tomo y lomo y merece lo ocurrido, pues a estas alturas y viviendo en un país de pillos redomados, pensó que sus errores iban a pasar desapercibidos, sin darse cuenta de que siempre existe un granuja que la supera, por ejemplo, el que ha guardado durante siete años, nada menos, la prueba evidente de que tiene ese problemilla de muchas personas de "afanarse" las cosas ajenas en la tienda del barrio o en las grandes superficies. El guardador o guardadora se ve que ha ido acumulando un fisco de rencor con el paso del tiempo, y aplicó eso de: "en la subidita te espero", acertando de pleno, pues todas las grandes superficies tienen un lugar discreto al que llevar a los que cogen con las manos en la masa y hacerles cantar o pagar el importe de lo sustraído. El lugar tiene cámaras para que el pillo de turno quede retratado, pero las grabaciones tienen que destruirse por ley al cabo de treinta días, así que al guardador, si se logra averiguar quién es, puede que le resulte cara su osadía. Eso no va a invalidar el hundimiento político de esta señora, quien parecía tener un gran futuro, y ahora lo mejor será retirarse a su cuartel de invierno y esperar que escampe, para intentar volver en un tiempo no lejano, pues en política se olvida todo.

Haber sido empresario de la alimentación durante más de cincuenta años me ha dado los conocimientos suficientes en materia de pillería, y diría que son bastante amplios, por lo que aprovecho para relatarles unos cuantos ejemplos: guardar en los bolsillos o en los bolsos artículos caros es lo más habitual. Meter en un envase de sardinas un producto tres veces más caro es frecuente. Llevarse un buen jamón serrano y devolverlo casi en el hueso y decir que había salido malo, es de tener una cara que se la pisa. Meter entre dos sacos de papas una plancha de salmón ahumado,es para llamar al de seguridad. Pero devolver una olla con restos de lentejas y decir que no funciona, es de libro. Hay tantas anécdotas que necesitaría varios folios para detallar las fechorías de los "choricillos de turno" o de los cleptómanos, pero lo que ellos no saben es que los comerciantes se las saben todas y, para evitar que peligre la estabilidad de sus negocios, añaden al costo de los productos un 3% por las posibles sustracciones, porcentaje que algunos años se superan con creces en robos.

Si se creen muy listos, que sepan que está todo estudiado y que cuando salen ofertas especiales que duran solo dos o tres días, han calculado previamente la fuerte demanda cargando a otros productos la diferencia. El "ofertón" es agua de borrajas, pues lo que ahorras en unos productos, los pagas sin darse cuenta con la "pérdida" aparente. Las grandes cadenas tienen listillos en sus filas que estudian cómo mejorar la productividad. Personajes con buenos despachos y vestidos de Emidio Tucci que juegan con un trompo hasta que la idea florece para exponérsela al jefe son los cerebritos que crean la "nueva oferta especial", y pasa constantemente. "Por compra de 25? regalo vale de 5? para recomprar". Perfecto, durante el tiempo estimado acumulas vales para canjear en otras fechas, y te das cuenta que llevas 12 que son 60?. Piensas: tengo como para 4 comidas fuera de casa, pero mi gozo en un pozo, si no has leído la letra pequeña diseñada por el cerebrito, chasco que te llevas, el canjeo es a partir de 40?.

Parece que en este país solo triunfa el trepa que a base de codazos sube peldaños, esos que la revista "La Codorniz" definía como "Pelota 1509".

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