Ayer le pregunté a alguna gente con qué se comían el coco. Un amigo me confesó que el asunto de las pensiones le tiene sin dormir. Otro estaba cabreado por la nueva ITV, que va a ser mucho más dura y más cara: para él -le cito- es un impuesto encubierto "y una manera de hacernos cambiar de coche a la fuerza". El resto de los temas que me dijeron iban desde las multas a los dueños de perros a la detención de Zaplana o el chalé de Iglesias.

Nadie sabía que en el Parlamento de Canarias se debatía el cambio del modelo electoral. Un debate realizado con las tribunas más desiertas que una biblioteca en fin de semana y con escasa atención de los medios de comunicación. O sea, con el más perfecto anonimato y desinterés de casi todo el mundo.

Y fue así porque la reforma que se debatía ayer sólo interesa y concierne a los partidos políticos. Se trataba de aumentar el número de diputados de los sesenta actuales a los setenta que serán en el futuro. Diez nuevos escaños -y sueldos- que se crean para "hacer región". El viejo sistema de la triple paridad se basaba en los equilibrios en la representación de las islas. El nuevo viene a romper ese equilibrio dándole un diputado más a Fuerteventura, con lo que la provincia de Las Palmas obtiene un diputado más que la de Santa Cruz, y creando una selecta lista con nueve diputados que irán en una papeleta de carácter autonómico, para que les voten en todas las Islas.

Crear esos nueve diputados "especiales" es una pequeña chapuza. Es posible que en Canarias se necesite acabar ya con los viejos insularismos y recelos. Pero eso sería a través de crear una verdadera lista regional para que los partidos se tuvieran que mojar de verdad con el mismo mensaje en todas las Islas y no como ahora, que dicen lo que dicen en según sea el lugar. Y de paso, ya que estamos con reformas de lo obsoleto, habría que liquidar también esa costosa doble capitalidad y la duplicación de cargos y sedes que por seguirle el juego al pleito nos cuesta cada año un porrón de dinero.

Pero la gran reforma se ha quedado en humo de pajas. En un debate de los políticos y hacia los políticos. Un incremento en escaños que sólo parece interesar a los partidos, que tienen diez nuevas plazas para repartir entre sus fieles, absorbiendo la pérdida de empleo que producirá en sus filas la entrada de Ciudadanos, que será el séptimo grupo político en la Cámara regional. Para colmo de inconsistencias, la gran reforma electoral de Canarias se tendrá que hacer en Madrid porque aquí no se reunió la mayoría de votos necesaria. Los partidos proponentes han optado porque sea impuesta por elevación, desde el Congreso. Esta sí que es una autonomía madura, que da gusto verla.