La política es la crisopeya en estado puro, una parte de la alquimia que convierte los metales pobres en oro, es decir, los datos reales en supuestas reflexiones malintencionadas para dañar al gestor público. A día de hoy, muchos políticos siguen considerando que bajo determinadas condiciones astrológicas las falsas promesas podían llegar a perfeccionarse en oro, transmutando cualquier compromiso irrealizable en la entelequia de los electores que buscan soluciones a sus mentiras. Este proceso se hace con dosis controladas de demagogia, una sustancia mágica que es la base para sustentar un programa electoral que se transmuta cual veleta marcando un punto cardinal. Existen dos clases de electoralismo, los que apelan a los sentimientos y las emociones de la población para ganarse su apoyo por medio de la retórica, y los de vertiente radicalmente populista, que rechazan los partidos tradicionales con discursos agresivos contra el establishment. Son las estructuras alquimistas de la política las que alteran los metales en plata y en oro invocando las propiedades de la piedra filosofal. Son misteriosos elixires que confieren a determinados responsables públicos la inmortalidad para gobernar 30 años en Canarias y tener el conocimiento absoluto del pasado y del futuro, así como del bien y del mal. A lo largo de la historia, los políticos demagogos y populistas, como los alquimistas, fueron tachados de auténticos charlatanes dado que muy pocas veces consiguieron crear oro, ni por transmutación ni de ninguna otra forma. Sin embargo, sí descubrieron en el Archipiélago otros ingredientes que son muy usados en la actualidad para contratar servicios por valores más altos de lo que marca el mercado a empresas de amigos o de familiares, comprar terrenos y recalificarlos y quedarse con la diferencia. Muchos alquimistas eran grandes profetas como Nostradamus o Paracelso, y todos creían que pronto, al final de otro ciclo terrestre, habría una gran catástrofe que daría paso a un nuevo comienzo para la humanidad. Es en ese instante donde se perdió la piedra filosofal para explicar la razón por la cual permitimos que las Islas se encuentren a la cabeza del país en lista de espera para los pacientes que necesitan ser vistos por un especialista, al subir en diciembre del año pasado de los 107 días de media a 123. Los artistas del birlibirloque no han dado respuesta con brebajes al Hospital del Norte, que no es un hospital y miles de niños de la comarca siguen sin disponer de un servicio de urgencias pediátricas, recorriendo a lomos del estrés más de 70 kilómetros para ser atendidos. Todo el conocimiento alquímico tiene sus raíces en la comprensión y la ayuda al prójimo. Partiendo de tan noble precepto científico, la alquimia política se enfrenta sin tratados químicos a los cerca de 400.000 habitantes en situación de exclusión social en el Archipiélago, miles de niños en riesgo de pobreza que no pueden hacer tres comidas al día. Se mezclan fórmulas en pipetas, pero no se resuelve la ecuación con la solución para un verdadero Plan de Lucha contra la Pobreza que sea efectivo; tampoco una PCI en tiempo y forma que no canse tanto a sus demandantes. La ciencia actual ha intentado dar sin éxito una explicación a muchos fenómenos inusuales que ocurren en las Islas y que tienen como principales afectados a los de siempre, a los ciudadanos. Mientras tanto, el pianista sigue la partitura, consiguiendo que apenas miremos las manos y el teclado del experto. Así somos, meros espectadores de la continuación de la misma partitura.