"Regla ceremonial diplomática establecida por decreto o por costumbre" que se ha dejado de cumplir hace un tiempo en nuestro Congreso de los Diputados. Y en alguna otra sede oficial y parlamentaria.

Con la promulgación de nuestra Constitución en 1978 quedó establecido un protocolo que todos los cargos públicos habían de cumplir como paso previo a la toma de posesión: jurar, o prometer, guardar y hacer guardar la Constitución, con lealtad al Jefe del Estado. Y esto se ha venido deteriorando con la aquiescencia de las presidencias parlamentarias. Nunca se debió permitir que el político electo se arrogase dar otra forma a aquel protocolo añadiendo el "por imperativo legal". No es la primera vez que me refiero a esta distorsión y me temo que no será la última. Son ya bastantes precedentes en que se ha incurrido en este desatino sin ponerle coto.

Qué decir de otras "promesas", precedidas de una plática inadecuada al acto, por personajes antisistema puestos en el lugar gracias a los votos obtenidos en las elecciones. Creo recordar la primera de don Pablo Manuel Iglesias. Y qué del designado don Quim Torra en la otrora señera Generalitat de Catalunya. Ni juramento ni promesa a la Constitución que le otorga ser presidente del Gobierno de aquella Comunidad Autónoma, mediante la sanción de su nombramiento por el Rey en el BOE.

Deprimente espectáculo ofrecido por dos senadores de ERC en su toma de posesión en el Senado. Dos senadores largando su perorata ante un presidente, señor Pío Escudero, aguantando estoicamente y requiriendo una y otra vez que depusiesen su actitud y sin, al parecer, tener argumentos o autoridad para desalojarlos del salón de plenos. Y así nos va.

Otra cosa que también me preocupa y desagrada, respecto al incumplimiento de protocolos y de un mínimo de civismo y educación, es la indumentaria con la que algunos diputados y senadores de esta amalgama de "progresistas" (que se dicen de sí mismos) e independentistas (que, siéndolo confesos, permanecen en las instituciones de más alto rango legislativo) comparecen en las sesiones plenarias y en las comisiones. No es menester ser cutre para exponer y debatir las ideas políticas en los foros por excelencia a tal fin: Congreso y Senado. Ni aún en el Parlament de Catalunya. Desgraciadamente, don Pablo Manuel Iglesias, líder que dice ser de Podemos y desde hace poco "casta" también, a juzgar por los signos externos, nos tiene habituados a su cutrez incluso en sus encuentros oficiales con el Rey en el Palacio de la Zarzuela. Y con estos bueyes hay que arar.