Los que aquí conocemos como animalistas andan a la greña entre ellos. Algunos no se soportan. Alardeando de que persiguen el mismo fin, que se supone que es no hacer sufrir a un animal por placer, se matan entre ellos por liderar un movimiento en el que aquí, lejos de ser los primeros, somos de los últimos en entrar. En el mundo se conoce como "pet-friendly" (amigo de las mascotas) a todo un estilo de vida que busca que los animalitos puedan acompañar, por ejemplo, a una cafetería a sus dueños y no tengan que quedarse encerrados en casa hasta que este vuelva. Pero vamos al lío. Detrás del amor a un animal algunos han visto un negocio y están derivando su amor inicial a las mascotas hacia la búsqueda final de la pasta. Algunos o algunas se matan en desprestigiar a cualquiera que no sea él o ella y haga una declaración pública sobre los animales. Y son unos linces que ya han olido la pasta y el poder que daría controlar todo un movimiento más que numeroso.

Nadie puede opinar nada sin su consentimiento, y lo digo porque la semana pasada escribí un artículo en EL DÍA, cité a la persona que me puso sobre una pista, y a alguna le faltó tiempo para desprestigiarlo una vez más. Lo que puede ser un movimiento precioso, lógico y digno de nuestro tiempo se lo pueden cargar cuatro ególatras que persiguen ser los dueños del cariño ajeno a las mascotas, y a mí no me da la gana. Cada uno tiene su formación, su escala de valores, su manera de aportar algo a un fin sin que nadie te diga cómo hacerlo. Estoy harto de que en menos de que canta un gallo te salga un líder con espurios fines a liderar uno de los movimientos más sanos del mundo. Pero es nuestra responsabilidad quitarles la careta a los que quieren liderar ante las grandes empresas que son ellos, o ellas, los que manejan todo un colectivo de personas con lo que ello les beneficia. Qué pena de gente.

@JC_alberto