El dicho "A buenas horas, mangas verdes", viene de las mangas del traje del cuerpo de bomberos de la antigüedad que siempre llegaba tarde. Esto viene por la campaña lanzada por el Cabildo de Tenerife y el Gobierno de Canarias, que se publicó en este periódico el Día de Canarias con el título: "Frente común para frenar el empleo irregular y la economía sumergida". Muy interesantes las medidas que quieren tomar para defender los derechos de los trabajadores, incidiendo en la denuncia de las presuntas infracciones, editando una especie de circular para sacar a la luz a empresas o particulares que infringen las leyes y que perjudican al resto. Como todo en la vida, tendrá apoyos pero también muchos detractores que catalogarán a los denunciantes de "acusicas", como hacíamos en el colegio.

Nada que objetar a la medida, pero ¿por qué ahora? Seamos serios, la economía sumergida no acaba de llegar. Un servidor ha sido empresario muchos años y he denunciado esta irregularidad que cometían algunos insensatos. No lancen balones fuera, ni eludan su responsabilidad, todos somos culpables. Vivimos en un país de pillaje y malas artes que llevamos en los genes, por lo que intentar evitar el fraude con esos procedimientos intervencionistas parecen salvas de ordenanza. El problema es interno y de base, así que trabajen para revisar las leyes laborales que solo están beneficiando a las grandes empresas, mientras las pequeñas y los autónomos subsisten como pueden con tantos gravámenes.

Hay muchas otras cosas que cambiar. Ese tipo de empresas que solo hacen contratos basura, con mínimas cotizaciones y horarios ficticios. Que algunos empresarios se vean obligados a aceptar trabajadores que no cumplen los requisitos de las ofertas de trabajo. Para poner esto al día está la Inspección del Trabajo, así que dótenlos de más recursos.

Hace muchos años, antes de la democracia, teníamos en Tenerife un inspector llamado Lustonó, era un hombre serio e íntegro, cuya sola presencia imponía. Era el terror de los empresarios, los controlaba y evitaba que eludieran las obligaciones. Un tiempo después tuvimos otro jefe muy recto, Carballo. En una ocasión me citó para revisar unos documentos. Me presenté con mi asesor y después de revisar los papeles dijo: Falta algo. Lo negué, pero riéndose me contestó que no me hiciera el tonto que había más, pues, según él, había recibido una comisión de 900.000 pesetas de una firma de Madrid que pertenecía al Instituto Nacional de Industria. Contesté que había añadido un cero a la cifra, que solo eran 90.000 pesetas, pero me pidió que lo demostrara. Fui a la oficina a buscar la documentación y le expuse por qué tenía razón. Alguien de Madrid, de dentro, se tragó la diferencia de 810.000 pesetas de entonces, y no pudo hacer nada.

Y mientras esto sucede, ¿donde están los sindicatos o las organizaciones empresariales? También tienen obligaciones que cumplir y en sus manos está el corregir las desigualdades. La CEOE está más preocupada por la política que por los empresarios, y esto no sucede solo en Tenerife. Un buen amigo italiano me contaba que él solo se preocupaba por comprar, vender, pagar y cobrar. Es su filosofía de vida, paga lo que dice la ley sin más intervención, y pasa de la política y no le importan los sucesivos gobiernos, pues cuando se inmiscuyen mucho, el país no prospera. Cuanta más intervención política, menos negocio y encarecimiento. En España y en Canarias los funcionarios no pintan nada, y para arreglar el entuerto de la economía sumergida ponen más políticos. No estoy en contra de las medidas, debe existir equidad y todos debemos cumplir con la ley, pero cuando los gobiernos o los políticos toman el mando, se duplican y triplican los costos con graves perjuicios para los de siempre, la clase media. La obligación de un gobernante es hacer cumplir la ley y dejar que la sociedad crezca sola, no hace falta tanto intervencionismo.

Si estas medidas sirvieran para algo, estaría de acuerdo, pero solo se trata de ampliar el repertorio de intervención política. Dejen al ciudadano en paz y ocúpense de los graves problemas que tiene la nación, empezando por la rapiña que envuelve a todos los partidos. Las cajas B existen desde siempre, así que nada nuevo bajo el sol.

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