Esta sociedad mediática, aquejada de un agudo infantilismo, se distrae con cualquier cosa. Andamos ahora ocupados en la sucesión de Rajoy, en el género dominante del nuevo Gobierno de Pedro Sánchez y en las declaraciones del club de damnificados de unos y de otros. Pero los problemas que de verdad afectan a la gente del país siguen desgraciadamente intactos.

Hay vientos adversos que soplan en contra del crecimiento económico. El aumento del precio del petróleo. Inestabilidad en Italia y dudas en la Unión Europea. En España, la fractura del independentismo catalán se acentúa, con gestos cada vez más desafiantes ante un Estado debilitado y en Canarias seguimos teniendo cerca de un cuarto de millón de parados, una economía que redistribuye muy mal la renta, unos salarios impresentablemente bajos y amenazadoras bolsas de población en riesgo de pobreza.

Y ante todo esto, el discurso de la política es cada vez más oportunista. Menos sensato. Ocupado exclusivamente de sus intereses a corto plazo de cara a las urnas. Todos los que no tienen responsabilidad pontifican sobre cuáles son las soluciones milagrosas que los que sí tienen el deber de resolver los problemas no encuentran por ningún lado. Los que gobiernan hablan de responsabilidad y los que están en la oposición lo descalifican todo. Y cuando cambia el orden de los factores no se altera el producto.

Un ejemplo: el secretario general de los socialistas canarios, Ángel Víctor Torres, ha dicho que Coalición Canaria "se merece" una moción de censura. Una que ellos no van a presentar. Dice que se lo merece porque estas islas están a la cola de políticas sociales.

La afirmación no sería discutible si el PSOE no hubiera estado cogobernando con los nacionalistas desde 2011 a 2016. Y si no hubiera llevado el peso de las áreas sociales del Gobierno. Decir que en sólo dos años de soledad, el perverso equipo de Clavijo nos ha puesto a la cola de todos los asuntos sociales es tomarle a uno por más tonto de lo que ya es. Alguna responsabilidad tendrán también los socialistas. Pero no. No la tienen. Porque el discurso aguanta lo que le echen. Y la responsabilidad es una pelota que siempre está en el campo contrario. Subir las pensiones no contributivas es competencia estatal. Pero se lo piden al Gobierno canario con sus recursos. ¿Por qué no a los cabildos, ya puestos?

El PSOE está ahora gobernando. ¿Subirá las pensiones? Ahora se enfrentará a la dicotomía de necesidades ilimitadas y recursos limitados. Sánchez tiene previsto aprobar leyes socialmente avanzadas. Esa es la parte buena. La mala es que, pese a que va a subir impuestos a troche y moche, los presupuestos para este año y los del próximo -que están por hacer- le van a hacer aterrizar en una cruda realidad. España gasta más de lo que recauda. El sistema de pensiones se va a freír puñetas. Y sólo falta que la economía se enfríe un poco para que volvamos a pegarnos un estampido monumental.