El equipo de investigación de CaixaBank ha hecho público su último estudio estratégico sobre la economía de Canarias, que se enmarca dentro de la colección "Comunidades Autónomas", con la intención, según su director, Enric Fernández, de que dicho estudio pueda cumplir una doble función: "estimular el debate sobre la situación actual de Canarias y proveer un punto de partida para articular políticas económicas que permitan aprovechar un futuro repleto de retos y oportunidades".

Este tipo de trabajo lo que en realidad constituye, al menos para los que nos dedicamos a comentar el panorama económico canario, es una herramienta excelente para comparar lo que exponen los distintos actores políticos, económicos y sociales con la fría y cruda realidad de los números; es decir, confrontar las fortalezas y las oportunidades que se nos presentan pero también exponer claramente y sin complejos nuestras amenazas y debilidades. Analizando para ello la demografía -Canarias, a pesar de ser un territorio insular, abrupto, con la mayoría de sus espacios protegidos, ha experimentado desde hace algunos años un incremento notable de población; aunque es menester insistir en que nos hacemos viejos, porque cada vez nacen menos niños-, también, cómo no, la economía -porque persistimos en el error de seguir apostando por situar todos los huevos en una misma cesta-, así como los aspectos institucionales, territoriales y medioambientales.

Es un hecho incuestionable que pese a ser el turismo junto con la construcción -que vuelve a remontar-, los verdaderos motores de nuestra economía, los niveles de PIB per cápita y de crecimiento del PIB son inferiores a la media nacional; y, sobre todo, lo que es inaceptable para una sociedad como la nuestra es que el desempleo se siga situando en niveles superiores al 20 %. Menos mal, y como refleja el propio estudio, la creciente demanda internacional de servicios turísticos y de las nuevas tecnologías constituyen una esperanza para ir rebajando las cifras del paro y podamos mirar con cierto optimismo el futuro.

Canarias siempre ha padecido de un saldo comercial deficitario, tal vez como consecuencia de contar con una baja tasa de apertura al exterior; todo ello como consecuencia de nuestro carácter insular y ultraperiférico, lo que nos hace ser dependientes del resto del mundo; hecho que en los últimos años se ha ido mitigando al constituir Canarias un "destino alternativo" para el turismo que estaba reacio a visitar determinados países "conflictivos" o poco seguros; además de orientar nuestra capacidad exportadora hacia destinos europeos y, principalmente, y dada nuestra posición geoestratégica, hacia países del África atlántica.

Con respecto a nuestra primera y más importante industria, el sector turístico, podemos considerarnos una potencia a nivel internacional; ya que con un 31,9 % del PIB y con un 37,6 % del empleo total de Canarias, hemos contribuido a que España se consolide como el segundo lugar del "ranking mundial" a nivel turístico. De hecho, podemos presumir de haber recibido el año pasado en torno a los 16 millones de turistas. Lo cual viene a recompensar elementos naturales tan incomparables como nuestro clima, paisaje y naturaleza, y otros factores más técnicos, como nuestro buen hacer en materias como, la seguridad, las infraestructuras, la conectividad y la hospitalidad que, junto a nuestra cercanía con respecto a los principales capitales europeas -unas pocas horas en avión-, podemos y debemos presumir de ser muy competitivos; ya que dichos parámetros conforman nuestra mejor seña de identidad.

Por último, decir que, aunque es cierto que debemos diversificar nuestras industrias apostando por otros sectores, que aunque sean menos competitivos puedan representar un seguro ante el desplome del flujo turístico que en estos momentos nos favorece, está claro que lo nuestro es el turismo; y por ello debemos estudiarlo a conciencia, innovarlo y mimarlo, apostando por la excelencia y por un turismo de calidad, renovando y ampliando continuamente nuestra oferta, así como abriendo nichos nuevos que constituyan un efecto multiplicador, lo que sin duda repercutiría positivamente en otros subsectores productivos; con lo cual, todos saldremos ganando.

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