Mucha gente no termina de entender que los presidentes de Gobierno españoles tengan esa afición por correr. Teniendo en cuenta lo que ha sido la historia de este país, parece una costumbre muy sana. Por lo que pueda pasar. A los reyes siempre los llevan en coche hasta la frontera, pero los políticos se quedan abandonados a su suerte. Y entonces el que esté entrenado para salir por patas... eso que sale ganando.

Entre el trote ramplón de Rajoy y la elegante zancada de Sánchez no hay color. Es como comparar un percherón con un caballo árabe en el que de momento llevamos gastados dos mil quinientos millones. Un pura sangre. Las cámaras ya le han inmortalizado corriendo por los jardines de La Moncloa y respirando ese hermoso aire viciado de Madrid. Incluso ha concedido una entrevista a Televisión Española para decir exactamente lo contrario que lo que había dicho antes de llegar a la Presidencia, esto es, que está dispuesto a agotar la legislatura los dos años que quedan. O sea, que nada de elecciones anticipadas.

No hay que tomarse muy en serio eso que dice. Como tampoco lo que dijo antes. Porque en realidad convocará las elecciones cuando le venga bien. Cuando los responsables de imagen y sondeos electorales le comuniquen que la tendencia de voto de los socialistas -que ha sufrido un empuje ascendente tras su llegada al Gobierno- empieza a estancarse. En ese momento no estará ni un minuto más en la poltrona precisamente porque cuanto más tiempo esté, menos probabilidades tendrá de volver.

Las cámaras que entraron en Moncloa no llegaron a tiempo para grabar la entrevista entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Y aunque hubieran llegado se habrían quedado con las ganas, porque fue secreta. De esos secretos que en España se entera todo el mundo a los pocos días. Sánchez tiene mucho cuidado de que en su partido no le vean demasiado arrimado a Podemos y sus confluencias independentistas. Los barones del PSOE se llevan con Iglesias como Soraya con Cospedal. Son mutuamente excluyentes. Y a Pedro Sánchez ya le costó un disgusto arrimarse al banco recién pintado de la "izquierda verdadera". Pero como Pablo Iglesias ahora tiene chalé con piscina igual ha entrado en la vía de la socialdemocracia y ha perdido los cuernos y el rabo comunista. Por eso se han reunido en el más estricto secreto a voces. Para hablar de cómo Iglesias puede hacer de mediador con los independentistas catalanes llevándoles mensajes de la Moncloa.

El minoritario Gobierno del PSOE no ha hecho más que ganar votos hasta ahora. Sánchez ha trabajado muy bien el frente de la imagen. Pero la cuestión catalana le está esperando en la bajadita. Y el cumplimiento del déficit público con Bruselas. Y las derrotas parlamentarias. Habrá un momento en que gobernar será un desgaste insoportable. No va a aguantar dos años ni de coña. Ni corriendo.