Las cosas no ocurren por casualidad. Ni suelen producirse exactamente como se piensan. Hace ya bastantes años, la avenida Tres de Mayo marcaba una frontera de asfalto en el límite de la ciudad hacia el Sur. La gente más joven no recuerda que más allá de esa línea lo que existía eran solares abandonados, tierra, ruinas, algunas viejas casas de pescadores, el restaurante de Paco Poleo, un gigantesco vertedero de basura y más arriba los terrenos de la refinería de Cepsa.

El equipo de Manuel Hermoso, con Adán Martín a la cabeza, pensó una nueva ciudad. "Santa Cruz para vivir" era una apuesta por un municipio de rincones, donde el desarrollo y los servicios llegaran hasta el último barrio. Y llegaron. El acerado, el alumbrado, las pequeñas plazas y el ajardinamiento, que hoy nos parecen algo normal, aterrizaron en núcleos que estaban dejados de la mano de Dios. Después fue el salto al Sur.

El gigantesco vertedero que hoy es un parque verde se soñó sobre las basuras. Y aunque algunos dijeron que era imposible, hoy existe, aunque sigue sin cumplir la función para la que fue pensado. A su vera crecieron las piscinas de César Manrique. Y el entorno del Castillo Negro. Y la refinería dio el primer paso atrás, convirtiendo en oro un viejo suelo industrial que pasó a convertirse en nueva ciudad. Surgieron también los dos rascacielos, El Corte Inglés y los nuevos centros comerciales, que cambiaron el eje de ocio de la capital y la transformaron.

Santa Cruz dio el primer paso hacia el Sur, invadiendo nuevos terrenos a una velocidad vertiginosa. El resultado final de esa nueva trama de ciudad no fue exactamente como algunos habían pensado, pero fue un paso de gigante para el municipio.

Se ha vencido el segundo plazo. La refinería, que se instaló en Tenerife a finales de los años veinte, ha decidido aprovechar la bonanza inmobiliaria para reconvertir su suelo. Sobre lo que hoy son instalaciones industriales crecerán nuevos parques, residenciales y viarios. La transformación de la capital va a ser profunda. El puerto de la Hondura será una gran zona urbana de relación con el mar. El actual acceso por el Sur se producirá a través de otro nuevo trazado. Las ramblas se podrán prolongar hacia la nueva trama urbana. Todas las posibilidades están abiertas para que la capital siga extendiéndose en una zona que albergará más de doce mil personas.

La gran contradicción de Santa Cruz es la paradoja de ser una ciudad portuaria que vive de espaldas al mar. Y aún seguimos sin resolverla, aunque el oxígeno que darán esos nuevos terrenos va a rescatar para la capital un nuevo acceso a su costa perdida. La incorporación de más de medio millón de metros cuadrados al municipio es sin duda un hecho histórico. Queda mucho camino por recorrer y muchos datos por conocer, pero, en principio, es una noticia fantástica. ¡Ah! Y también un negocio que te cambas.