Es, sin duda, una noticia que podrá cambiar Santa Cruz de cabo a rabo tal y como la conocemos. Uno de los retos más importantes hechos realidad, y por los que esperaba la capital desde años atrás. El alcalde Bermúdez se convierte en protagonista de uno de los acuerdos que podrán llevar a la capital a conceptos de urbe jamás pensados, simplemente, por falta de espacio. La refinería más antigua de España se va de aquí. Tras convertirse durante años en el motor económico de la ciudad, hoy era una infraestructura absolutamente obsoleta y sin actividad que la justificara. Cepsa ha llegado a un acuerdo para un desarrollo público privado en el que la ciudad se queda con el setenta por ciento de los terrenos. Según los vídeos y las noticias que han trascendido, tendremos hasta un pedazo de playa. Algunos me comentaban ayer que no se veían bañándose en el muelle de La Hondura hecho bahía, pero jodelones los hay por todos lados. Es cierto, supongo, que los terrenos donde se ha asentado y dado de comer Cepsa a Santa Cruz deberán ser sometidos a algún tipo de limpieza especial, pero esto tampoco es preocupante, porque el plan es para 2030, y para eso quedan 18 años.

Otros viarios para entrar y salir de Santa Cruz, zonas verdes y un sinfín de infraestructuras se proyectan, a priori, en algo que pocos pensaban que pudiera pasar. Y sí, entre medio quedan mil obstáculos que saltar: planes generales que cerrar, consensos vecinales a los que llegar y tiempo que esperar. Yo no sé cómo llegaré y si lo haré a 2030, ni Bermúdez, ni Carlos Alonso, ni Fernando Clavijo, que eran los políticos que acompañaban ayer a Bermúdez a presentar este notición. Lo cierto es que más allá de eso, habrá otro alcalde, otro presidente del Cabildo y otro presidente del Gobierno que tendrán la suerte de inaugurar mil fantásticas infraestructuras, y muchos miles de santacruceros que podrán disfrutar en el 2030 de lo que se ha conseguido hoy. Que sería lo justo.

@JC_Alberto