Parecía que no iba a llegar nunca. Tardó, pero ya está aquí el sistema con el que los teóricos de la praxis política soñaron, la quinta esencia de la pureza para dignificar la vocación de servicio público. Ha llegado el método que revolucionará los desmanes y las malas decisiones de los políticos, la aspirina para los amantes de las tretas y corruptelas, el colega de los ciudadanos; arriba en nuestra tierra el VAR (azo) que todo lo controla. Su reglamento, con aplicación en el próximo curso político en Canarias, permite su utilización en ayuntamientos, cabildos, administraciones regionales, sindicatos, asociaciones de vecinos y en sedes de partidos. Ya no valen los engaños ni los amiguismos, se acabó cualquier intento de pelotazo urbanístico, conciertos sanitarios y bolsas de la compra para ganar votos. Los nuevos árbitros de la política estarán con sus monitores en plenos, chuletadas de fraternidad, mítines y comités. Los aficionados a las mordidas, enchufistas profesionales y adoradores de la hucha pública tienen sus horas contadas con el VAR (azo). Este novedoso sistema consiste en un conjunto de cámaras que retransmiten en una sala, apartada del pleno o escenario de debate político, donde los ciudadanos elegidos previa votación popular revisan las determinaciones previsiblemente erróneas de los dirigentes políticos. Esta asistencia puede producirse a petición del desempleado, pensionista o el activista social, y en caso de que alguno de ellos perciba un lance dudoso, podrán avisar al vecino de distrito, ciudad o isla encargado de dictaminar justicia a través de un pinganillo. El VAR (azo) solo interviene si detecta un error claro y escandaloso del político de turno. Este método, creado por un pensionista que estuvo 90 años en lista de espera para operarse de un juanete y aguantó otros 70 para que le tramitaran la PCI, se empezará a aplicar en las Islas cuando el voto de un herreño valga lo mismo que el de un canarión. El VAR (azo) actuará en cuatro casos: posibles pelotazos urbanísticos y prevaricaciones, donde se revisará si ha existido concesiones irregulares de licencias y recalificaciones sospechosas; fiestas con mayores que esconden propaganda electoral con dinero público; subvenciones a supuestas asociaciones afines al partido que gobierna; y las prestaciones de ayudas sociales que requieran la revisión de los expedientes por incumplimiento de las bases. Pese a la utilidad de este sistema, algunos políticos acostumbrados al sosiego habitual han declarado que "el VAR (azo) rompe la esencia y la fluidez de la política con nimiedades que bloquean la acción y fomentan el descrédito de los ciudadanos hacia nosotros; esperemos que los canarios se den cuenta de que no va a servir de mucho, porque ya hemos visto que en países con políticos tan nobles y honestos como en Venezuela, Italia o Haití no ha conseguido cambiar la situación". Otros, en cambio, se han mostrado más contundentes: "Prevaricar no es corrupción. Si tengo que saltarme la ley para ayudar a un ciudadano, lo haré, esté o no el VAR (azo); los ciudadanos deberían quejarse menos y ponerse a trabajar, que la recuperación económica es una realidad y ahí están los datos de la patronal". Sin embargo, también tenemos en el Archipiélago a un importante número de políticos que han mostrado su apoyo al VAR (azo): "Los que están en política para enriquecerse se van a tener que acostumbrar, porque si tiene éxito, el VAR (azo) llegó para quedarse.

@luisfeblesc