Bachir Edkhil debía sortear un camino erizado de trampas, tentaciones y oportunismos, porque el Sáhara es un campo abonado para ultrajar la literatura, que es en lo que incurren sin remisión el turbión de poetas saharauis afectos al Polisario (muchos viven en España), cautivos de los requerimientos de sus proveedores materiales y morales españoles, siguiendo un guion ya perfectamente trazado. Sin otro fundamento que el victimismo, la solemnidad épica, el exotismo (¡algo occidental!) del desierto, la falsa nostalgia de la sociedad tradicional nómada, el panfleto, la arenga. Las "luchas finales" siempre han sido pródigas en propagandistas épicos y panfletarios, pero no de literatura digna, que recusa esos mimbres.

Edkhil fue uno de los fundadores del Polisario. Cubría la imprescindible cuota hispanófona en una dirección de mayoría francófona. Fue también uno de sus primeros presos "propios", "rehabilitado", tuvo importantes funciones en educación, sanidad, relaciones internacionales. Finalmente abandonó el gran campo totalitario de la RASD. Nuestro escritor tiene mucha más vida política comprometida que el conjunto de aquellos poetas. Edkhil apenas hace referencia a localizaciones geográfica concretas, ni identifica nominalmente organizaciones, países, conflictos, bandos... Esto: ¡en el Sáhara! No quiere que la arena (la literatura) se le escape entre los dedos, como les ocurre a la Generación de la Amistad y compañía.

El paisaje, los acontecimientos, los mundos de la vida están dentro del texto, no son mostrencas referencias del exterior. En nuestro escritor, que se diversifica en tantas actividades en su vida -sus proyecciones son múltiples y su personalidad poliédrica-, lo que subyace rocosa es la subjetividad, cuyo nutriente más confortable es la pulsión poética. La inevitable empatía en la relación con él, su efusividad verbal delata ese fondo de metáforas, imágenes, choques de sentido y quiebros finales. Cuando hablas con él siempre esperas al final, la oración subordinada e insurrecta que va a comprometer a las principales recién dichas. Con un resultado muy probable: la risa.

El estilo y pulso poético, la musicalidad, la forma literaria no se eligen, están ya. Para ser un autor con apenas obra demuestra una extraordinaria solidez literaria. Sin embargo, toda la obra mantiene una gran profundidad existencial, el ansia de libertad individual, la centralidad de un "yo" acusadamente civil y ciudadano, su absoluta independencia de criterio, de campos políticos?; su escepticismo de hombre sabio que ha necesitado llegar a conclusiones ideológicas básicas por sí mismo: al núcleo desnudo que certifica la sabiduría. Todo está contenido en "Duna desnuda", una compilación de vida hecha literatura. En Amazon.