¿Quizás de soja, desnatada, semidesnatada, entera, doblemente entera, con calcio, con fideos, directamente del lechazo? Uno llega a enloquecer con tanto tipo de leche en el mercado: Incluso algunos se venden cerca de la leche, parecen leche, saben a leche pero no son leche. Es el caso por ejemplo de Millac, que es un "componente lácteo". Ni mejor, ni peor, pero no es leche. Todo un ramillete de envases de colores y formas de los más dispares para atraernos a una en concreto. Y después están los "antileche" y los "malaleche", aunque de los segundos nos ocuparemos otro día. Detrás de toda industria láctea se esconde un tipo muy especial, un lumbreras, un lince que siempre va contando por cada esquina que la leche es el mismísimo demonio, y que el ser humano es el único que sigue tomando leche después de ser destetado. Solemne jilipollez. En mis cuarenta tantos, jamás me he encontrado a un elefante en un hipermercado haciendo la compra y decidiendo la leche que darle a su ya destetada cría. Pero ni peros ni gatos, ni cerdos ni iguanas. Pero tras este alarde ecologista de un puñado de mononeuronales, ha llegado la última moda: volver al principio de los tiempos y volver a beber leche de baca pura. Y permítanme el pareado: qué locura.

Cuando durante décadas y décadas se ha intentado matar mediante la más alta tecnología a todos los malos bichos vivientes del líquido de marras, hoy los catalanes (que no tienen nada que hacer más que esto) han decidido que quieren volver a sus orígenes, a ser los más chics en sus cocinas. Pero prepárense porque a la leche hay que medirla con un termómetro o hervirla 30 segundos en un recipiente ya desinfectado de patógenos. Después deberá ser pasada a una botella con tapa y todo para que solo dure 72 horas. Y aquí cuando el mundo iba para adelante, los catalanes van para atrás. Chiquito lío este de la leche cuando se descontrola.

@JC_Alberto