Recientes estudios nos dicen que los antiguos pobladores de Canarias eran de origen bereber norteafricano y que muchos de ellos fueron esclavizados por díscolos y rebeldes bajo el dominio del Imperio Romano en esta zona de África y que se los quitaron de encima dándoles muerte o en navegaciones, quién sabe, en la búsqueda del continente americano dispersándolos por las islas.

Concretamente en la isla de El Hierro, sus primigenios moradores, conocidos por bimbaches, tendrían que haber buscado para penetrar en la costa herreña una vez dejados a la deriva y a su suerte por las naves romanas un acceso fácil dadas las condiciones escarpadas y cortes a pico de la Isla. Tendría que haber sido por algún hueco de la franja marina que va desde la Punta de La Restinga hasta la Punta de Orchilla, que recorre todo el sudoeste de la Isla, dado que el mar allí se encuentra en un eterno remanso que se conoce por "Mar de las Calmas" y, como diría el recordado amigo José P. Machín, es un "lago dormido sobre el Atlántico".

Esto nos hace pensar que posiblemente los bimbaches tuvieron al principio su asentamiento en esta parte de la Isla, como pueden dar testimonio los letreros petroglíficos de El Julan y el Tagoror, así como la cueva de El Caracol de la Dehesa.

Y desde esa parte de la Isla fueron dispersándose por el resto y siempre siguiendo los caminos que lindaban con el mar. Los letreros de La Candia y de La Caleta, que poseen idénticas características que los de El Julan, pueden reafirmar esta suposición. Además, en la zona del Tamaduste, y concretamente en una gruta incrustada bajo la Montaña Colorada y que se conoce desde siempre como la "cueva de los guanches", de muy difícil acceso, se encontró hace años una necrópolis donde existían restos de enterramiento de los antiguos pobladores. Necrópolis saqueada por cualquiera que se acercara, sobre todo niños en sus juegos infantiles y que su agilidad les permitía llegar a ella y, además, hoy por la falta de protección hace que se encuentre totalmente vacía de restos óseos. Al existir esta necrópolis, es natural que en los aledaños de la costa vivieran y quizás se prolongaran por toda ella hasta el norte, dado que en los altos del pueblo de Guarazoca, en su día, también se encontraron restos pertenecientes a la época prehispánica.

Con las manifestaciones recientes sí podemos arrumbar la idea de que los que llegaron bajo el sometimiento del poder romano tenían incrustada en su conciencia la rebeldía y que, por ese motivo, fueron esclavizados y deportados a las islas. Deportados que durante años tuvieron una convivencia pacifica hasta que se vio violentada por unos nuevos dueños que ocultaron una cultura y fueron sometidos y esclavizados bajo la influencia de la cruz y de la espada.

El Mar de Las Calmas fue refugio de una raza que les dio vida y, paradójicamente, por ese mismo mar, posiblemente, volvieron muchos a la esclavitud como sus ancestros, para desde la Punta de Orchillas ponerlos rumbo, ahora sí, a América.