Acabando el mes de las vacaciones por excelencia y a punto de que todo vuelva a la actividad cotidiana, bueno es hacer alguna reflexión ante el comienzo del nuevo curso. Y esta ha sido una semana en la que dos noticias económicas nos abren esperanzas de que la situación esté cambiando para muchos, de que el horizonte sea mejor que hace un año y que si todo se mantiene en las previsiones marcadas, el panorama pueda ser hoy más claro, a pesar de algunas trabas impuestas por un Gobierno central que parece más proclive a ayudar a los suyos que a premiar a los que han cumplido con sus objetivos del déficit, caso de Canarias, que ha hecho una tarea presupuestaria y que ahora no tiene ningún tipo de reconocimiento por parte del Ejecutivo que preside Pedro Sánchez. Además, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, no solo negó la posibilidad de que se puedan invertir en servicios públicos los 598 millones que son de los canarios y recaudados en esta Comunidad, sino que en un alarde de primar a los que no han trabajado con este fin, amplía la financiación. El grado de igualdad en acceso a los servicios públicos no es el deseado y esto lleva a que no se cumpla el principio constitucional de que el sistema autonómico no debe generar privilegios. Mientras que con el PP se buscaba cumplir con una Europa que quería poner freno a los derroches de unas comunidades autónomas, aparece ahora un PSOE dispuesto a ayudar a los suyos -como en Valencia- o a contentar a un Gobierno catalán centrado en sus afanes soberanistas. El centralismo se ha hecho más fuerte que las particularidades de un trabajo bien hecho.

Y aparejado con esto debemos de hacer hincapié en los datos del aumento de la movilidad laboral y que son la antesala de una mejora de la economía y del mercado de trabajo. Son cifras que aporta el Observatorio Canario de Empleo y de las que se deduce que dos de cada diez trabajadores han tenido que trasladarse a otro lugar que no es el de su residencia habitual para desarrollar su actividad profesional. Esto indica que se ha ido ganando una mentalidad nueva a lo largo del tiempo, ya que las islas estaban, hace apenas tres años, en la cola del movimiento en busca de trabajo y hoy se sitúan en los niveles medios, a pesar de la lejanía, de la fragmentación y de las condiciones laborales. Es seguro que las subvenciones al transporte de viajeros y mercancías contribuyen a este tipo de movimientos, pero sobre todo las aspiraciones de los ciudadanos de ganarse el sustento. Todavía queda mucho trabajo por hacer en este terreno y los esfuerzos deben ir encaminados a lograr la pervivencia del sistema. En mucho contribuirían los dineros del superávit de los que hablamos antes, y con una mejor financiación también podrían acometerse más políticas sociales, siempre y cuando en ese departamento se haga mucho más que en el balance actual para poner al día las listas de personas a las que ayudar.

Y un último apunte referido a las obras que se están llevando a cabo en la santacrucera calle Méndez Núñez, cerrada otra vez al tráfico para asegurar su firme, que traen de cabeza a comerciantes y vecinos. El Ayuntamiento capitalino debe estar más presente y vigilante con unos trabajos que parecen realizados bajo la premisa de las chapuzas y los remiendos. Los concejales encargados de estas labores han de demostrar que el sueldo que perciben va acorde con las responsabilidades que ostentan y parece que no es así. Hay que comenzar a pedir responsabilidades y excluir de futuras listas a los que dan síntomas de dejadez.