Pasión es lo que siente mi nuevo amigo de Candelaria por el Club Deportivo Tenerife. Óscar Hernández Gómez, que así se llama, es un jubilado residente que ha pasado la mayor parte de su vida fuera de la isla embarcado, pues era marino de profesión y ha tenido el privilegio de conocer mucho mundo y de chapurrear varios idiomas, pero para él no existe nada mejor que su tierra. Me encantan esas personas que valoran tanto los orígenes y los productos autóctonos y al mismo tiempo saben apreciar lo de fuera, pues dice que nuestro vino tinto es el mejor con diferencia.

Me pide que escriba sobre su Tete, del que también fui aficionado, aunque dejé de acudir al Heliodoro en los años sesenta, así que creo que ha llovido mucho. Tengo y he tenido otros amigos y conocidos tan apasionados como Óscar, y entre ellos estaba Juanito Díaz, más conocido como Juanito El Birria, a quien siempre recuerdo vestido de negro porque su padre falleció prematuramente. Era un hombre impecable, respetuoso, buena persona, serio y educado. También está Arturo Afonso García, "el compadre mayor", que siempre que el equipo jugaba fuera hacía la maleta y viajaba para verlos donde tocara. Me contó que en un partido en Quintanar de la Orden había aficionados con palos al lado del "linier" vigilando por si pitaba algo en contra. Ángel Fariña, recordado amigo y compañero, se fue justo después de haber asistido a un partido del Tenerife, hace ya unos ocho años. Todos eran locos aficionados del equipo, pero también he conocido a verdaderos forofos, rayando el fanatismo, por el Barcelona. Un recuerdo cariñoso para mis amigos Ariel y Rogelio, que solo tienen sangre blaugrana.

Si mi memoria flaquea y cometo algún error de bulto, pido perdón por anticipado, pero vivía aún en Jaén cuando se quiso constituir una Unión Deportiva Tenerife con la alianza de varios equipos de la tercera división local, negándose el Club Deportivo. Se armó entonces la de Dios, pues por un lado se formaron los Mau-Mau que se declararon laguneros y por otro Los Birrias, santacruceros. El enfrentamiento a doble partido fue terrible, y el Deportivo se llevó la eliminatoria. Lo contaba mi hermano Paco, que acabó declinándose por la Unión Deportiva que sí había funcionado en Las Palmas. Cuando llegué a Tenerife a finales del 53 el Tete estaba en 2ª División y fue cuando empecé a ir a los partidos hasta que me casé.

Se jugaba a las 4 de la tarde y me sentaba en Herradura, lugar de paso para la gente que se instalaba en Presidencial y por donde siempre paseaba una de las chicas más guapas y elegantes de la época, una Santaella que dejaba a todos los chicos aturdidos al verla. Ver el fútbol en directo estaba bien, pero los mejores momentos eran después de los partidos, ganáramos o perdiéramos. Varios amigos nos reuníamos en el quiosco de la plaza Weyler a tomar unas copas.

A lo largo de su historia nuestro representativo ha tenido altibajos. Ha jugado en Primera División e incluso en Europa, fue la época de Valdano. También ha estado en Segunda B, pero el Club ha logrado olvidar aquellos tiempos y convertirse en el representativo de la isla y la provincia. Hace todo lo posible por tener un equipo digno y con posibilidades, pero el dinero, que juega un papel preponderante en el fútbol de hoy, es necesario para subir a primera y mantenerse. Alcanzar la presidencia de un Club de Primera División es como un Ministerio, y Miguel Concepción ha logrado que las arcas del equipo se mantengan, tratando de hacerlo lo mejor posible, pero llegar al primer nivel depende de muchos factores.

Mi deseo es que ambos equipos canarios estén en lo más alto. De Las Palmas han salido buenos jugadores que después han militado en grandes equipos, los han vendido cuando destacaban y recuperado cuando los años pesan. No hay que desdeñar a los foráneos, pero es fundamental apoyar incondicionalmente el fútbol base, pues sería bonito que los de casa pudieran honrar su tierra. Uno que es un romántico. Las ligas se ganan en casa y si se arañan puntos fuera, mejor, así que una vez comenzada la Liga, mucha suerte para todos.

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