Mi amigo Pelicar -al que ustedes queridos lectores, si me siguen, ya conocen de otras historias-, me invitó a la Taberna Puerto Libre, en la calle Carmen Monteverde, a degustar, según él, el mejor bocata de calamares que se come en Santa Cruz, además de un excelente tataki de atún; y la verdad es que no le falta razón. Tanta amabilidad vino aderezada o, si lo prefieren ustedes envuelta, en unos comentarios doloridos que siempre me suelta, como el que no quiere la cosa, para ver si me intereso en la medida de lo posible para que pueda plasmarlo en alguno de mis artículos. Esta vez la cosa iba de carreras; sí, de carreras de coches.

Y no es que mi amigo se interese por ellas desde un punto deportivo o tal vez aficionado: no; más bien el comentario quejoso era esta vez de testigo afectado o, para ser más exactos, de ciudadano perjudicado por algunas de esas carreras de coches o de motos que, de vez en cuando, sufrimos y/o padecemos en nuestras carreteras; bien porque dichas carreras sean ilegales -se supone que las menos-, o legales y organizadas por los municipios con motivo de alguna fiesta popular, que son las más.

A Pelicar, según él, le tuvo que afectar alguna de estas últimas porque como me relató entre bocado y bocado de calamar, era domingo cuando se dirigía a su huerta por la zona de Palo Blanco -bendito él que tiene un pedazo de terreno para plantar aunque sea una lechuga-, cuando un policía local le cortó el paso arguyendo que había en esos momentos una carrera y que era peligroso pasar. El caso es que tuvo que aguantar casi cuatro horas antes de acceder a regar la lechuga o lo que tuviera plantado, que no me lo contó.

Como todo en esta vida, cada cual ve las cosas tal y como le afectan; pero en este caso que me ocupa y preocupa a Pelicar, seguramente que tuvo que ser alguna prueba montada por la Concejalía de Fiestas del municipio en cuestión y poco se puede decir al respecto si se ha hecho con los permiso debidos y las necesarias garantías de seguridad. El problema, la verdadera preocupación y el consiguiente peligro, está en las carreras ilegales que, aunque son minoría, no dejan de constituir un peligro para el conjunto de las personas que caminan o circulan tranquilamente y se ven envueltas en sustos o en accidentes que pueden tener consecuencias desastrosas para ambas partes.

La realidad es que bajo el paraguas de la Federación Canaria de Automovilismo se regulan todas las pruebas oficiales que se realizan en las Islas. Es sabido que existe un calendario de pruebas anual que se conviene en asamblea y que para Tenerife suelen ser 5 carreras: El Tanque, La Guancha en el Norte; Los Loros y Güímar en la zona del Valle; y Arico, Guía de Isora y Tamaimo, que son específicas de cada municipio. Dichas pruebas se suelen llevar a cabo en sábado; celebrando algunas de dichas carreras en dos etapas, con lo cual se suele elegir para ello la noche del viernes, nunca el domingo. Y ni que decir tiene que dichas carreras deportivas, debido a ser de interés general -ya que se considera un deporte de masas-, se llevan a cabo con toda los permisos oficiales y la seguridad requerida para cada evento.

Es tanta la afición que existe en Tenerife por las carreras, ya sean de coches o de motos, que la afición no ve el día en que se inaugure el "dichoso" y "anhelado" circuito de velocidad de Atogo (Granadilla de Abona) que, según el Cabildo de Tenerife, será un proyecto innovador y dinamizador de la zona, y en el que se espera poder traer grandes competiciones como el Mundial de Fórmula 1, el Campeonato del Mundo de MotoGP, o el Campeonato del Mundo de Superbikes. Todo es cuestión de paciencia y esperar.

Pero dicho esto, no hay que obviar la importancia que tiene -por el peligro que representan-, las carreras ilegales a las que me refería antes. Sin ir más lejos, en el tramo de El Lago de Abama, o en el de La Chiquita en Guía de Isora (TF-465), se han producido 5 muertos en los últimos años; y decenas de heridos por caídas y choques fortuitos; en Arafo, igualmente es casi "normal" (?) que los fines de semana se conviertan sus caminos en circuitos ilegales de carreras, tanto de coches como de motos, como paso para El Teide; de tal forma que los vecinos se han manifestado decenas de veces sin que hasta ahora se haya obtenido una respuesta eficiente por parte de las autoridades competentes. A esto sí que habría que echar el freno y cuanto antes.

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