Cuando la gente de mi generación descubrió al "Capitán Trueno", al "Jabato" o las "Hazañas Bélicas", nuestros padres aceptaron a regañadientes que nos sorbieran el seso. Cuando llegó DC y Marvel, la mosca ya era estratosférica. En vez de leer las vidas ejemplares de los santos nos encontraban enzarzados con las aventuras de Spiderman. Luego nos dejamos el pelo largo y algunos un zarcillo en la oreja y aquello se convirtió en un infierno. Porque pasa siempre que lo viejo no entiende lo nuevo.

La mayoría de los partidos políticos canarios -incluso los más progresistas- se han alineado en una guerra perdida contra los videojuegos. Y para ver la derrota solo hay que esperar a que pase el tiempo. Se pongan como se pongan, los chicos de hoy mantienen una conversación en un chat en su teléfono al mismo tiempo que manejan los mandos de una videoconsola y navegan por internet. El piberío digital es multitarea, políglota y tridimensional y el único papel que están acostumbrados a ver es el del cuarto de baño. Por eso, los periódicos huelen a catacumba.

He leído, no sé a quien -realmente no importa-, opinar sobre los valores negativos que transmiten dos juegos específicos, "League of Legends" y "Clash Royale", que son los elegidos por el Gobierno de Canarias para una competición en las escuelas. Los acusan de fomentar la violencia, la agresividad y la discriminación, citando como fuente de autoridad no sé qué organismo internacional. Dudo mucho que esta generación de videojugadores sea tan violenta como sus antepasados, que, a pesar de no tener consolas, se mataron por millones en dos guerras mundiales.

La guerrita política entre el Gobierno y la oposición por eso de los videojuegos en las escuelas es una chorrada. Realmente no importa. Ni que los pongan ni que los quiten. La realidad va por otro lado. Y los pibes también. Y pasan de todos ellos, tal vez por eso. "League o Legends" es un multijugador de batallas épicas con millones de jugadores en el mundo, basado en otro anterior llamado "Warcraft III". Es un mundo virtual donde los equipos luchan por destruir sus bases con diferentes tipos de campeones: luchadores, magos, tanques... El "Clash Royales" es la prolongación de juego de cartas que los padres buscaban hace años como desesperados para que sus hijos jugaran al "Magic". No sé qué puñetera discriminación hay en ninguno de ellos.

Abomino de los videojuegos. Los considero para retrasados mentales. En la actualidad estoy consiguiendo mi cuarto prestigio en el "Call of Duty WWII", en los duros frentes de una segunda guerra mundial virtual. Y tengo la ligera impresión de que a los pibes que me pegan una felpa, un día sí y otro también, esta discusión les parecería estúpida. Ya tienen una liga internacional. Les oigo en la consola hablar en inglés con jóvenes de todo el mundo. Ver a la casposería política de mi tierra rechazar el futuro me hace pensar que la vejez tiene siempre las mismas manías. Menos mal que la vida acaba pasándoles por encima.