La verdad es que no necesito que me abran los ojos sobre los defectos del sitio en el que vivo. Los percibo bastante bien. Y me meo de la risa cuando escucho esa canción de que este es un archipiélago "donde tocan el tambor y la gente se mueve". Porque aquí no se mueve ni Dios. Ni somos siete islas sobre un mismo mar, porque hay cinco que se reparten el mar y dos la pasta. Pero bueno, hay sitios peores. Me gusta mojarme los carcañales en nuestras playas. Y pasear por nuestras calles, siempre que no haya plenilunio.

Pero siempre es de agradecer que alguien te muestre un rostro insólito y desconocido de tu tierra. Como ese rebenque que sale en Discovery Channel, que hace programas de supervivencia extrema en los lugares más difíciles del planeta. Entre ellos -cágate lorito- un barranco lleno de pinocha de uno de los montes de nuestra Isla. Ya podía haberse metido en las colas de la TF-5 un lunes por la mañana que esté lloviendo. Pero no. El superviviente ese de las narices presenta como una "hazaña" algo que hacen todos los domingos los cazadores de setenta y más tacos: trepar por los riscos detrás de un conejo. Y lo que es peor, después de pagarle a un prójimo para soltar a un presa canario y rodarle un par de planos corriendo por el monte -un perro precioso, por cierto- el tipo se echa el discurso de que hay manadas sueltas por las Islas, pero que solo atacan en grupo "si estás herido y eres vulnerable". Hay que tenerlos cuadrados.

Y estaba yo pensando en la cantidad de veces que he estado en el monte sin ver esas bandadas de bardinos sueltos, cuando me dicen que escuche a una muchacha canaria que está en el Gran Hermano VIP. Haciendo patria, la joven aseguró, ante la presencia de una avispa en la casa que hace de plató para el programa, que ese bicho no se podía ni comparar a las "avispas asesinas" que hay en Canarias, que vienen de África. O sea, que el pobre turista herido que haya logrado escapar por los pelos del ataque de las manadas de bardinos, corriendo bosque abajo como alma que lleva el diablo, va a caer fulminado en cuanto llegue a las medianías a causa de la picadura de unas de esas avispas asesinas que sobrevuelan las Islas.

Me quedé esperando por ver si además sacaban lo de las ratas como conejos que corren por las aceras de la capital por las noches. Pero no. La joven canaria siguió en el mundo de los insectos y remató la faena desvelando que las Islas, además, están llenas de enormes "cucas volonas". Y ya les digo que si lo de los perros es mentira y lo de las avispas una exageración, lo de las cucas voladoras es tal cual. De chica viviría cerca de la base aérea de Gando.