De tal guisa despachaba don Pedro Sánchez su negativa a comparecer en comisión de investigación en el Senado para dilucidar respecto de su, al parecer y a juzgar por las noticias difundidas, estrambótica tesis doctoral en economía. Y, además, se adornaba, con la suficiencia de un Rey Sol, diciendo que no iba para "prestigiar" al Senado. Ciertamente, la "tesis" que don Pedro Sánchez presentó (no digo que la hiciera, en sentido estricto) era un asunto privado mientras él andaba zanganeando más o menos. Pero hoy es el presidente del Gobierno de España. Y él fue quien recientemente, ya en sede parlamentaria, profirió lo de que en un país decente un ministro dimite si le pillan en un plagio. Lo dijo él. Luego el "asunto" ya no es "privado". Es público. Y de todas formas, habría de ser público, porque es un título habilitante expedido por una universidad.

Lo que ha dejado patente es que eso de la democracia le viene grande, inabarcable. Tiene su propio concepto de democracia, que a buen seguro ha de ser una cosa chiquita. O sea, de andar por casa, de los que le votan a él. Ya ni siquiera al partido, sino a él. Los ciudadanos que votan a otros partidos, y respecto al Senado los que han votado a unos ciudadanos otorgándoles su representación (que la elección de senadores sí es un acto democrático en todo su sentido), no son demócratas. Son unos pelaos que no merecen respeto alguno.

El personaje que nos preside nos ha salido ahora, en tiempo de la prevista exhumación de la momia de Franco, con lo de cambiar la "Marca España" por lo de "España Global". O sea, de nuevo, "Una España grande y libre". Y la ministra de Justicia y, por ello, Notario mayor del Reino, tratando de ocultar su otrora chapoteo por las cloacas. Y la vicepresidenta, la de aquello de "el dinero público no es de nadie", liándola cada vez que abre la boca.

Con "pompa y circunstancia" acaba de firmar don Pedro Sánchez un acuerdo con don Pablo Manuel Iglesias (me resisto a llamarlo Pablo Iglesias para no confundirlo con el fundador del PSOE y de la UGT), que, al parecer, es su programa de gobierno. Ahora. No cuando presentó la moción de censura, que mandó al señor Rajoy a su Registro de la Propiedad. Al menos ahora, con unos meses de retraso, ya conocemos su programa de gobierno. ¿O no lo es suyo? Como exmilitante del PSOE respeto mucho al partido. Por ello no entiendo si lo que está pasando es cosa dirigida por el PSOE en su conjunto, si es cosa de don Pedro Sánchez como secretario general, o si es cosa de don Iván Redondo. El PSOE debería hacérselo mirar.