El triunfo de la democracia es votar. Excepto si es un referéndum en Cataluña. Pero todo lo demás es un gozo sin sombras. Por eso se prevé que las próximas elecciones en Canarias sean tan democráticas que hasta se pueden salir del plato. En mayo del año que viene nos vamos a enfrentar a un mínimo de cinco urnas y un máximo de siete. O sea, una hartada. Vamos a elegir a los concejales del pueblo, a los representantes del Cabildo, a los diputados europeos, a los diputados por la isla y a otros por toda Canarias. Y de postre podríamos terminar votando también por los diputados al Congreso de España y a los senadores. Siete urnas y no sé cuántos partidos con sus correspondientes listas. Los colegios van a estar petados de tanto papel.

El Consejo Consultivo de Canarias les ha dicho a los partidos políticos que lo que procede es que haya una papeleta diferenciada para los "diputados extra" al Parlamento de Canarias. Y es que es de sentido común. Un ciudadano tiene el derecho de votar a una lista por su isla y a otra por la candidatura autonómica. Igual que un partido puede presentar lista regional y no presentarse a nivel insular. Y usted dirá ¿y eso qué importancia tiene? Pues es que hay líderes que tienen alergia a aparecer encabezando una lista de toda Canarias. Porque se le va a ver el pelo a la muñeca. O sea, que se verá sin trampa ni cartón el respaldo que tienen los liderazgos en todas las islas.

Los partidos nos contaron en su día una mentira como la copa de un pino: que el incremento de diputados no supondría ningún sobrecosto para el Parlamento. Ya de entrada la Cámara legislativa regional ha subido su presupuesto un 18%. Y eso sin contar con los diez nuevos sueldos y dietas que va a tener. Ni con las obras de ampliación de los diez nuevos escaños, que no sé yo cómo los van a meter a calzador en el actual salón de plenos, donde ya no cabe ni una aguja.

Pero como siempre nos cuentan milongas, tampoco tiene tanta importancia que nos hayan metido otra trola. El hecho cierto es que la plantilla de diputados va a crecer en diez nuevas señorías, para mayor gloria legislativa de Canarias. Y será importante avisar a quien corresponda que para que la gente no se me vuelva tarumba con siete papeletas -o cinco- y termine poniendo la del concejal en la urna del Parlamento y viceversa, tendrán que hacer una muy buena campaña de información institucional en la que se les explique a los ciudadanos el sudoku de listas y de urna.

Y si fuera posible -por pedir que no quede- que esa campaña no se la encarguen al anónimo genio encargado de diseñar la del nuevo Estatuto y la nueva ley del REF. Por amor de Dios. Que nos quedamos sin democracia.